El conocimiento sobre cómo la infección por COVID-19 ha podido afectar a la fertilidad humana y a los tratamientos de reproducción asistida se ha ido conociendo a medida que la enfermedad fue evolucionando con sus sucesivas olas de contagio.
En la actualidad sabemos que existen receptores para el virus tanto a nivel ovárico como testicular. Por tanto, tenemos que plantear dos cuestiones: Si la enfermedad puede provocar una infertilidad de los pacientes y si existe algún potencial peligro de contagio entre miembros de una pareja o al embrión cuando se realiza un tratamiento de reproducción asistida en pacientes que pudiesen estar enfermos de COVID-19.
Sobre el primer punto, hay que comentar que no se han descrito casos de diminución de la fertilidad en pacientes que hubiesen pasado la enfermedad. Si se han descrito empeoramiento de la calidad de semen en pacientes que habían tenido COVID-19 pero se observaba que los parámetros seminales volvían a la normalidad en lo siguientes meses. Sobre la mujer, IVI ha contribuido con varios estudios a determinar si su reserva ovárica se podría ver afectada por acción del virus sin haber encontrado ningún efecto importante de la enfermedad sobre la reserva.
Respecto el efecto sobre los tratamientos de RA, durante la época de mayores tasas de incidencia de la enfermedad, no se ha reportado ningún caso de transmisión del virus entre miembros de la pareja por realizar un tratamiento o de transmisión al embrión. Comentar que en nuestro grupo durante toda la época de la pandemia se realizó estudio de carga viral en sangre antes de realizar cualquier tratamiento de RA. Por todo ello se puede asegurar sobre la seguridad de estas técnicas respecto al Covid-19.
Durante este periodo de pandemia, las mujeres embarazadas se han considerado un grupo de alto riesgo debido a las dudas sobre el efecto de la enfermedad en ellas durante y después del embarazo y en sus recién nacidos.
Las mujeres gestantes con Covid-19 parecen tener mayor riesgo de desarrollar una forma severa de la enfermedad. Además, una edad materna avanzada, un índice de masa corporal alto y la presencia de comorbilidades pueden estar asociados a una enfermedad grave. Las mujeres embarazadas infectadas por Covid-19 corren un mayor riesgo de tener un parto prematuro y que sus hijos tengan que ser derivados a las unidades de cuidado neonatal.
Se ha descrito transmisión materno-fetal, con mayor incidencia durante el último trimestre de embarazo. Se conocen casos de recién nacidos vivos infectados por el virus, pero esta circunstancia, pero no se ha reportado la presencia de malformaciones en pacientes que hubiesen pasado la enfermedad durante el embarazo.
De momento, no se ha demostrado científicamente que las mujeres embarazadas presenten mayor riesgo de contagio del coronavirus, por lo que se recomienda seguir los mismos pasos para prevenir la infección que el resto de la población.
Las pacientes embarazadas presentan un mayor riesgo de trombosis que la población general y por tanto se deben actualizar siempre los factores de riesgo de enfermedad tromboembólica en la anamnesis. En el contexto de la pandemia COVID-19 debería administrarse un tratamiento profiláctico a todas las embarazadas con diagnóstico de COVID-19 confirmado; en casos asintomáticos o leves, se recomienda una dosis profiláctica de heparina de bajo peso molecular durante dos semanas y ajusta al peso de la paciente.
La acumulación de datos de seguridad y la creciente evidencia de daños sustanciales de la Covid-19 en las mujeres embarazadas llevó a muchas organizaciones a fortalecer su postura con respecto a la vacunación, de modo que actualmente, se recomienda inequívocamente la vacunación de las personas embarazadas. Sin embargo, a pesar del fuerte respaldo de las organizaciones profesionales, la reticencia a la vacunación entre las embarazadas sigue siendo alta, por lo que se necesitan estrategias de vacunación que las prioricen.
Los datos disponibles de las vacunas contra la Covid-19 en el embarazo sugieren que son seguras y eficaces. Las personas embarazadas tienen menos probabilidad de presentar dolor de cabeza, mialgia, escalofríos y fiebre. La frecuencia de resultados adversos en el embarazo y en el recién nacido fue similar a antes de la pandemia, lo que sugiere que no hubo un aumento de los resultados adversos relacionados con la vacunación.
Las personas embarazadas deberían mantenerse al día con la pauta de vacunación contra el COVID-19, lo que incluye recibir la dosis de refuerzo cuando llegue el momento.
No hay pruebas de que las vacunas contra el COVID-19 afecten a la fertilidad futura. En este momento, los datos de seguimiento de las personas vacunadas en edad reproductiva, así como los estudios sobre pacientes antes y después de la vacunación, no muestran ninguna evidencia de que las vacunas contra el COVID-19 causen problemas de fertilidad en mujeres u hombres. El tiempo recomendado de espera entre que recibo la vacuna y busco un embarazo es de aproximadamente 2 semanas.
Considerando los resultados publicados hasta la fecha, la vacuna no parece afectar a la fertilidad de las mujeres. no se han encontrado diferencias en los tratamientos a los que se sometió cada paciente antes y después de la vacunación. La vacuna no tiene efecto sobre los resultados del tratamiento de Reproducción Asistida ni sobre la tasa de gestación. No se ha informado de pérdida de fertilidad entre los millones de personas vacunas. Parte de los resultados en los que se basan estas afirmaciones proceden de trabajos de IVI publicados a nivel internacional.
Teniendo en cuenta que el Covid-19 aumenta el riesgo de desarrollar la forma severa de la enfermedad en mujeres embarazadas, el mejor momento para vacunarse contra el COVID-19 durante el embarazo es lo antes posible.
En el contexto de la Reproducción Asistida, tanto los especialistas en Medicina Reproductiva como los pacientes han luchado contra esta pandemia sin precedentes recientes. Nuestra prioridad ha sido maximizar el bienestar de los pacientes. La propia naturaleza de los tratamientos de fertilidad implica la interacción con el paciente durante varias semanas, por lo ha sido necesario confirmar continuamente que la paciente no estuviera contagiada, de modo que desarrollamos protocolos que nos ayudaran a abordar estos desafíos de forma eficaz.
Con el objetivo de mantener unas prácticas seguras dentro de los tratamientos de Reproducción Asistida, el protocolo desarrollado por IVSI cumple con las recomendaciones regionales y específicas de las instituciones sanitarias con respecto al estado de la pandemia y las consiguientes recomendaciones de las autoridades sanitarias.