FIV Genetic es la combinación de fecundación in vitro (FIV) y el diagnóstico genético preimplantacional para detectar alteraciones en el número de cromosomas de los embriones o aneuploidías (PGT-A). Gracias a este análisis, al detectar problemas cromosómicos en el embrión que se transfiere, disminuye el riesgo de aborto y aumentan las probabilidades de tener un bebé sano, libre de enfermedades como el síndrome de Down, Turner o Klinefelter.
Ante la creciente preocupación de nuestros pacientes por disponer de las mejores condiciones de seguridad en su tratamiento de reproducción asistida, IVI le ofrece FIV Genetic, la unión de ambas técnicas, con unas condiciones muy ventajosas.
Una fecundación in vitro junto con el test PGT-A se recomienda para:
Normalmente, cada célula del cuerpo humano contiene 23 pares de cromosomas: la mitad proviene de la mujer y la otra mitad del hombre. Sin embargo, en ocasiones este número de cromosomas está alterado, lo que se conoce como aneuploidía. Un número incorrecto de cromosomas puede provocar fallos de implantación y complicaciones en el desarrollo embrionario y fetal, así como durante el embarazo. Algunas de las aneuploidías más conocidas son el síndrome de Down –en el que para el par 21 en vez de haber dos cromosomas, hay tres (esto se conoce como trisomía)–, la trisomía 18, la trisomía 13, 45X (Síndrome de Turner), 47XXY (síndrome de Klinefelter), 47XYY y 47XXX.
Las principales ventajas del son:
FIV Genetic ofrece tasas de embarazo superiores a la fecundación in vitro ordinaria, ya que, gracias al análisis cromosómico, se transfieren no solo los embriones de mejor aspecto sino los embriones cromosómicamente normales. Gracias a esto, la tasa de gestación acumulada asciende al 71,2 %.
Puede consultar nuestras tasas de éxito, auditadas por una empresa acreditada (SGS) y actualizadas cada año, aquí. Las posibilidades de embarazo dependen en cada caso de muchos factores –edad, historial médico y reproductivo, etc.–, pero con IVI tendrá la seguridad de que nuestros especialistas en fertilidad le prescribirán el tratamiento personalizado más adecuado y de que nuestros laboratorios disponen de la tecnología más avanzada para conseguir nuestro objetivo: su embarazo.
El 90% de los pacientes que siguen un tratamiento de reproducción en IVI quedan embarazados.
El 97% de nuestros pacientes recomiendan IVI.
IVI ofrece atención personalizada y acompañamiento en todas las fases del tratamiento.
IVI es pionero gracias a que usa la última tecnología de reproducción asistida para ofrecer los mejores resultados.
No somos la opción más cara. Somos la que más alternativas de tratamiento ofrecemos para lograr resultados.
En IVI tenemos un compromiso con las parejas al ofrecer mayor seguridad y eficacia posible en nuestros tratamientos tanto para las madres como para los recién nacidos. Por eso nuestras tasas corresponden a la transferencia de 1 embrión, con la intención de reducir al máximo las posibilidades de gestación múltiple y todas sus complicaciones.
En IVI, cualquier tratamiento comienza con la primera consulta con uno de nuestros especialistas de fertilidad, que analizan los antecedentes médicos y los informes de cualquier tratamiento de reproducción previo, si los hubiera. También se realiza un estudio ginecológico completo de la mujer, así como un análisis de esperma en el caso de las parejas heterosexuales. En IVI estamos convencidos de que un diagnóstico médico completo y personalizado es clave para ayudar a nuestros pacientes a conseguir su objetivo: tener un bebé.
Durante 15-25 días, la paciente se administra unas inyecciones diarias para favorecer la estimulación ovárica y que, en vez de producir un único óvulo ese mes, se desarrollen varios. Así, se podrá disponer de un mayor número de embriones para el tratamiento, sin necesidad de repetir este proceso.
En IVI realizamos el seguimiento del número de folículos –las cavidades en las que se desarrolla cada óvulo– necesarios a través de varias ecografías (entre 3 y 4) y análisis de sangre. Cuando los folículos han alcanzado el tamaño adecuado y se considera que su desarrollo es avanzado, se administra una dosis de la hormona hCG, que desencadena la ovulación, y se programa la punción a las 36 horas.
Mediante una pequeña intervención –punción– que se realiza en quirófano bajo sedación, se aspiran los óvulos ya maduros. Para ello, se accede a los ovarios desde la cavidad vaginal con guía ecográfica, donde se punciona cada folículo aspirando el líquido que contiene los óvulos. Este procedimiento no dura más de 15-20 minutos y, poco después, su doctor le explica cuántos óvulos se han podido recuperar. Ese mismo día, la paciente puede hacer vida normal.
Una vez se dispone de los óvulos y la muestra de esperma –de donante o de la pareja–, se procede a la fecundación in vitro, que se realiza mediante la técnica de ICSI. Consiste en inyectar un único espermatozoide de la muestra previamente procesada en cada óvulo, facilitando así la fecundación.
Durante el cultivo embrionario nuestros especialistas del laboratorio FIV hacen un seguimiento del desarrollo de los embriones hasta el quinto o sexto día de desarrollo, momento en el que los embriones deben estar en la etapa de blastocisto, y los clasifican según su calidad.
Aquellos embriones con calidad suficiente son biopsiados, proceso por el cual se les practica un mínimo orificio por el cual se extraen un pequeño número de células. Una vez biopsiados, los embriones son vitrificados (criopreservados) a la espera del resultado del análisis genético.
Por su parte, las células biopsiadas se someten al PGT-A, el diagnóstico genético preimplantacional que permite confirmar que el número de cromosomas de los embriones es el correcto. Este test se realiza mediante tecnología de secuenciación masiva (NGS, Next Generation Sequence), la más avanzada en su género, que permite detectar si hay alguna anomalía en alguno de los 23 pares de cromosomas.
Diez días después, obtenemos los resultados del análisis. Según el número de cromosomas que contengan podemos decir que el embrión es normal y es por tanto candidato a ser desvitrificado y transferido al útero materno.
Para hacer la transferencia embrionaria, hay que preparar previamente el útero de la paciente para asegurar que el endometrio (la capa interna del útero) tiene el grosor adecuado para recibir al embrión y facilitar el embarazo.
El día en que se ha programado la transferencia, los embriólogos proceden a la descongelación de uno de los embriones diagnosticados como sano. Así, se introduce el mejor embrión en el útero materno por vía vaginal mediante una cánula de transferencia. Este procedimiento es totalmente indoloro, no requiere ningún tipo de anestesia y tras unos minutos de reposo la paciente puede hacer vida normal.
Su ginecólogo le indicará cuándo realizarse la prueba de embarazo en sangre, por lo general, 11 días después de la transferencia. Si resulta positiva, tras una ecografía de control 20 días después recibirá el alta por parte de IVI.