Como muchos ya sabéis (especialmente los que lleváis ya un tiempo leyendo este blog), el síndrome del ovario poliquístico es una de las causas más comunes de infertilidad. Esta enfermedad afecta a entre un 5 y un 15 % de las mujeres en edad fértil. Además, por el momento no cuenta ni con cura ni con un tratamiento específico.
De hecho, como tampoco hay pruebas diagnósticas para este síndrome, los ginecólogos y especialistas deben analizar la historia clínica de las pacientes y sus antecedentes familiares, así como realizar algunos exámenes físicos para confirmar la enfermedad. Es por esto que desde IVI siempre recomendamos que, en caso de duda, se consulte con un especialista.
El síndrome del ovario poliquístico (SOP en español o PCOS en inglés) se caracteriza por una ausencia de ovulación que las mujeres afectadas podrán detectar en forma de irregularidades menstruales, exceso de vello facial o corporal por los altos niveles de hormonas masculinas, etc. Los quistes en el ovario, la resistencia a la insulina, la obesidad y el acné son otros de los síntomas característicos de esta enfermedad.
Pues bien, ahora que ya hemos entrado en materia os contamos LA NOTICIA: Y es que IVI, en colaboración con el Instituto de Investigaciones Químicas (adscrito al CSIC) ha llevado a cabo un estudio centrado en las posibles causas de esta enfermedad.
Para ello, un equipo de investigadores ha analizado los niveles de expresión de las proteínas neuroquinina B y kisspeptina, así como sus receptores. Hasta ahora se sabía mucho de por qué están en el hipotálamo y cuál es su función allí (regulan el eje hormonal reproductivo), pero no tanto sobre su papel en el ovario.
Pues bien, los investigadores tenían la hipótesis de que, comparando a mujeres diagnosticadas del SOP por un lado y mujeres que han sido aceptadas como donantes por otro, los niveles de estas proteínas aparecerían alterados en el primer grupo. Y así fue. Estos niveles anómalos podrían contribuir al desarrollo folicular anormal y a los problemas de ovulación que se observan en estas pacientes.
Preguntados acerca de las posibles aplicaciones y fases futuras de este estudio, los investigadores comentan que este descubrimiento podría abrir la puerta al desarrollo de fármacos para corregir la sintomatología de la enfermedad. “En posteriores fases del estudio se investigará si la expresión de estos genes también está afectada en los casos de edad avanzada materna, endometriosis y baja respuesta ovárica”, explicaron.
Como sabéis, para nosotros la investigación y el estar a la última son dos prioridades porque tenemos claro cuál es nuestro objetivo: conseguir ayudar cada vez a más pacientes a formar la familia que desean.
Los comentarios están cerrados.