El camino para conseguir un embarazo es tan largo y complicado en algunos casos, que cuando se consigue se quiere estar segura de que todo va bien, de que continuará aún mejor y de que el bebé está sano. Por ello le hemos pedido al Dr. Ángel Grañeras, médico responsable de la Unidad de Medicina Materno-Fetal de IVI Madrid que nos cuente cómo son las ecografías maternofetales que se realizan en las gestaciones conseguidas mediante los tratamientos de reproducción asistida.
En IVI disponemos de unidades materno fetales para realizar este seguimiento una vez que habéis conseguido el embarazo. No dudéis en preguntar por ella en vuestra clínica IVI.
Seguimiento ecográfico en embarazos de reproducción asistida
Me gustaría comenzar diciendo que de forma global, el seguimiento ecográfico en los embarazos tras una reproducción asistida no van a diferir del manejo de un embarazo conseguido de forma espontánea, no sois bichos raros, pero sí van a tener unas peculiaridades que debemos considerar a la hora de realizar el estudio del feto.
En primer lugar, hemos de tener en cuenta el porqué no se ha podido conseguir el embarazo de forma espontánea, aquí hay muchas veces factores de la anatomía femenina, como es la presencia de miomas o malformaciones del útero, entre otras, que debemos tener presente a la hora de realizar la exploración ecográfica y establecer si van a poder influir o no y ver que el embarazo transcurre de forma normal, que no hay un riesgo mayor que motive que se pueda malograr.
También debemos ser conscientes de la edad de la embarazada, muchas veces por encima de los 35 o 40 años. Esto no debería suponer, como solemos pensar, un mayor problema en cuanto al riesgo de anomalías en el feto, puesto que se realizan técnicas para obviar éste, como es el diagnóstico preimplantacional del embrión o la donación de ovocitos entre otras, sino a la hora de considerar cuál va a ser el entorno donde va a crecer el embrión, como son las características del útero y la placenta, los factores hormonales en la madre, como son la existencia de enfermedades del tipo de la diabetes o problemas del tiroides, la hipertensión, etc. más frecuentes según va aumentando nuestra edad.
Y por último, y no menos importante, es el factor ansiedad que muchas veces acompaña a la gestación, hemos gastado muchos recursos emocionales hasta aquí y llegamos con un grado de fragilidad que nos hace mucho más vulnerables ante cualquier eventualidad. Si tenemos en cuenta que es en la eco donde estamos visualizando de una forma directa cómo está el feto y cómo está transcurriendo el embarazo, es importante saber transmitirlo a los padres de una forma lo más tranquilizadora posible sin faltar a la realidad de los hallazgos que estamos viendo, nuestras pacientes se merecen que les mimemos a la hora de dar esa información.
Cómo son las ecografías maternofetales en el primer trimestre
¿Cómo vamos a estructurar nuestras visitas? Lo vamos a hacer en 4 controles que tienen en común de forma global ver la normalidad del feto que estamos gestando y su evolución a lo largo de las semanas. Además, en cada uno de ellos se van a buscar distintos aspectos que los hacen diferentes entre si.
En una primera eco, que realizamos sobre la semanas 11 a 14, vamos a estudiar 2 aspectos, por un lado la anatomía fetal, aunque el feto es pequeño debemos ver que todo lo que se ha formado es correcto para estas semanas. Y en segundo lugar vamos a buscar lo que llamamos marcadores ecográficos de alteración cromosómica del 1º trimestre, rasgos de la eco que nos dirán el riesgo de que el feto tenga un problema cromosómico, como es el Síndrome de Down o el Síndrome de Turner entre otros. Con la ecografía vamos a llegar a un 80-85% para éstos, si le añadimos el screening combinado del 1º trimestre, análisis de sangre que se pide de rutina en la analítica de inicio del embarazo (semanas 9-12), y que luego habrá que combinar con la eco, alcanzamos el 90% y ahí nos quedaríamos para la mayoría de éstos, aunque para algunos como es el Síndrome de Patau podemos alcanzar porcentajes mayores. En este momento también podemos ofrecer, si lo consideramos oportuno, la realización del estudio del DNA fetal en sangre materna, análisis de células del trofoblasto que dará lugar a la placenta, que se encuentran circulando en la sangre de la madre y que nos permiten alcanzar porcentajes de sensibilidad diagnóstica para algunas patologías como el Síndrome de Down del 99,9%, aunque para otros va a ser la eco la que nos aporte mayor información. Si en esta eco vemos un problema que nos haga sospechar la existencia de una anomalía cromosómica, no nos vale éste, y ofreceremos un estudio invasivo, como es la biopsia corial o la amniocentesis, que tiene un riesgo de pérdida del embarazo, pero va a ser mucho mas completo que el DNA fetal y el beneficio de la información que vamos a obtener justifica el riesgo que correremos, por eso solo lo recomendaremos en estas circunstancias.
Controles ecográficos en el segundo trimestre
De ahí pasaríamos a la ecografía del II trimestre, semanas 20-22, que tiene diferentes nombres como ecografía morfológica, de diagnóstico prenatal, etc. Y que es la que nos va a proporcionar una información bastante detallada de la anatomía del feto. Tenemos que estudiar todo lo que éste nos permita, siguiendo un esquema para no dejarnos nada sin explorar, desde las estructuras del Sistema Nervioso Central hasta la orientación de los pies, dedicando especial atención a la ecocardiografía o estudio del corazón por ser un órgano diana donde son frecuentes los problemas asociados a cualquier enfermedad fetal. También tenemos que estudiar lo que nosotros llamamos anejos ovulares, la placenta o el líquido amniótico, así como la longitud del cuello del útero o la circulación en las arterias uterinas de la madre para ver el riesgo de complicaciones posteriores. Esta es para nosotros probablemente la eco mas importante porque es la primera valoración completa que podemos hacer del feto.
Antes pasábamos de esta ecografía a la de la semana 32-34 donde hacíamos la última exploración. Ahora esto ha cambiado, debido a que por una parte transcurría mucho tiempo entre ellas, tiempo en el cual no estábamos viendo como se iba desarrollando la función de los órganos a medida que el feto iba creciendo, y tampoco podíamos ver si esta fase de crecimiento rápido que aparece en la segunda mitad de la gestación se estaba produciendo de forma adecuada. Así nos plantábamos en la semana 32 y si el feto tenía un problema de crecimiento o un trastorno de la función de órganos como el corazón o los riñones, ya teníamos poca capacidad de maniobra. Y por otra parte, aún quedaba mucho tiempo hasta el momento del parto, pudiendo aparecer complicaciones fundamentalmente relativas al crecimiento o la vascularización que nos deparaban sorpresas en el momento de éste.
Por este motivo, se introduce una eco alrededor de la semana 28 para ver que esta función se realiza de forma correcta y coincidiendo con el inicio de la fase de mayor ritmo de crecimiento fetal, ver que este transcurre normalmente.
Ecografías en el tercer trimestre con vistas al parto
Para finalizar, la última eco se realiza en las semanas 35-36, donde además de valorar la posición con vistas al parto (debe estar en cefálica, con la cabeza abajo para que sea un parto normal),así como la anatomía como en todos los controles, debemos valorar cómo el feto está creciendo y relacionado con esto, cómo le está llegando el aporte desde la madre a través de la placenta mediante el estudio de la circulación en una serie de vasos fetales.
En todas ellas debemos valorar, además, aspectos que no siempre son fáciles de cuantificar o reflejar en los protocolos y que dependen más de la experiencia y del ojo del ecografista, como va a ser la relación entre el tamaño del feto y la cavidad donde está alojado. Esto va a depender del volumen de liquido amniótico o del grosor de la placenta, así hablaremos de “sensación de feto comprimido”, término no compartido por todos los ecografistas y que en nuestra experiencia lleva parejo en muchas ocasiones un trastorno del crecimiento al final de la gestación o una complicación, como puede ser la subida de tensión arterial o preeclampsia, y que a veces podemos revertir antes de que se establezca, actuando sobre el tratamiento farmacológico si ya lo está recibiendo o introduciendo éste.
Lo más importante en las ecografías maternofetales en embarazos de RA
En resumen, podemos decir que el manejo es similar a una gestación obtenida de forma espontánea, con una serie de peculiaridades que debemos tener presentes y una sensibilidad y una percepción diferente, huyendo del caer en la rutina de la consulta normal, y dando valor a aspectos no siempre percibidos por los ecografistas y que nos deben permitir adelantarnos a las adversidades dada la complejidad que tiene la consecución de nuestros embarazos.
Médico Responsable de la Unidad Materno-Fetal
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