Hoy celebramos el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, el tumor más frecuente entre las mujeres occidentales. Estrella, Susana e Irene son tres muestras fehacientes de que es posible superar el cáncer de mama, tres heroínas que comparten con vosotr@s su historia de superación y valentía.
“Cuando me diagnosticaron cáncer de mama, directamente pensé: Me muero. Me lo comunicó la radióloga de la Unidad de Mama de mi hospital. Y en el momento en que pronunció esas tres fatídicas palabras, me atravesaron como puñales. Cáncer de mama… En ese preciso instante dejé de escuchar. Ella seguía hablando, pero mi mundo se paró en seco. Estaban conmigo mis padres, mi hermana e incluso unas compañeras. Pero el tiempo se detuvo a mi alrededor y yo solo pensaba: Cáncer, me muero. Me invadió una sensación de mareo, lágrimas que caían de manera incontenible por mi cara, y el mismo pensamiento que me atormentaba”, explica Susana, una toledana de 42 años que se dio de bruces contra el cáncer hace 7 años.
Tanto ella como Irene y Estrella se acogieron a nuestro Programa para pacientes oncológicas “Ser Madre después del cáncer” y vitrificaron sus óvulos antes de lidiar contra sus respectivas enfermedades.
El caso de Susana estuvo rodeado de casualidades. A sus 36 años, y sin hijos, luchó con perseverancia por guardar ese comodín que le permitiría cumplir su deseo de ser madre.
“Por suerte o por desgracia, tardé mucho más en encauzar el tema de la maternidad por la unidad que me trató. Radióloga, cirujano, cirujano plástico y oncólogo perfilaron los pasos a seguir para atajar cuanto antes mi cáncer. Pero la opción de ser madre en un futuro no se barajó en ningún momento. Y casi por casualidad, de repente, se me encendieron todas las alertas: ¿Y qué pasa si quiero ser madre? Soy yo, primera persona, mujer, y para mí era importante ser madre. Tuve la suerte de conocer a una persona que hizo sus prácticas de Biología en IVI, así que me habló de las opciones que ofrecíais para mujeres como yo, con una dura batalla por afrontar y una ilusión a la que me negaba a renunciar”, añade.
La información acerca de las opciones de preservar la fertilidad para guardar una esperanza por una futura maternidad es algo que todas las áreas implicadas en el diagnóstico y tratamiento del cáncer deben manejar y poner a disposición de los pacientes. Esto, en muchas ocasiones, es la motivación que llena de fuerza y energía a las pacientes para afrontar su cáncer con la ilusión de ser madres en un futuro. Se puede ser madre después del cáncer.
“Yo tenía claro que quería preservar mis ovocitos, así que insistí a mi oncólogo y le dije que necesitaba hacerlo. Y que, si no podía darme el tiempo que necesitaba para vitrificar mis óvulos, que me dejara morir, pero que quería preservar. Quise luchar por ese comodín, por mi autonomía y libertad para decidir si quería ser madre, y la ciencia me brindaba la oportunidad de hacerlo. Debía aprovecharlo”, afirma.
Y fruto de la perseverancia de Susana, 7 años después, ha llegado a su vida Manuel, su bebé de 4 meses.
“Cuando se abre la veda y tu oncólogo te da vía libre es algo emocionante. Entras en IVI con otro color, lo vives todo intensamente, y cuando se materializa es magia. Instalaciones modernas, la mayor tecnología, punteros en muchísimas cosas, pero el trato humano es verdaderamente bueno, cercano, involucrado en cada momento del proceso. He sido una persona para ellos, no un número más como podía pensar de una empresa de esta envergadura. IVI me devolvió la ilusión al ver que hay un proyecto social que todo su equipo humano vive y comparte. Tiene un equipo de profesionales detrás que te cuidan con mimo; juegas con caballo ganador. Y el miedo está ahí, pero cuando ves la eco, ves cómo crece y cómo evoluciona, el miedo desaparece. La maternidad es una energía que trasciende, un poder que puede con y contra todo. Y cuando se materializa, se despierta por la mañana y te sonríe, y te mira como si estuviera viendo a Dios, te emocionas y todo tiene sentido. Algo por lo que has luchado tanto tiempo y que tienes justo entre tus brazos. El mayor regalo”, concluye.
Susana, Irene y Estrella forman parte de las más de 800 mujeres que han preservado su fertilidad en IVI, diagnosticadas de cáncer de mama, dentro del programa que ofrece para pacientes oncológicos. Gracias a él, ya son 29 los bebés que han nacido después de que sus madres superaran su enfermedad, a los que se unirán 7 más que están en camino.
¿Puede influir la vitrificación de óvulos en la evolución del cáncer?
Las mujeres diagnosticadas de cáncer que acuden a consulta para informarse acerca de la preservación de la fertilidad muestran 3 preocupaciones:
La primera siempre va ligada al tiempo, en esta carrera de obstáculos que les hace correr a contrarreloj. Y la segunda, en relación a las complicaciones que puedan asociarse al tratamiento de vitrificación y su posible influencia negativa en el transcurso del cáncer o del tratamiento posterior para curarlo.
Para estas dos inquietudes la respuesta es sencilla: Ni el tiempo ni las complicaciones son a día de hoy un problema.
En todo momento se mantiene una actitud de colaboración con el oncólogo mediante protocolos perfectamente diseñados para cada paciente. Esto queda respaldado por los datos publicados actualmente acerca del seguimiento de pacientes que se han sometido a un proceso de preservación de su fertilidad, y evidencian que la estimulación ovárica para obtener ovocitos a vitrificar no repercute en la evolución del cáncer.
Y, en último lugar, la eterna duda: ¿Qué posibilidades hay de que funcione?
Los resultados siempre van relacionados con la edad a la que se congelan los ovocitos. A más juventud, más posibilidades de éxito.
Unas palabras de esperanza
“Sé fuerte, lucha, no estás sola. Sigue adelante porque tienes muchas posibilidades”.
“Nunca pierdas la sonrisa ni pienses que no lo vas a superar. No dejes de luchar, la vida te espera. Esto solo es un paréntesis y no debes renunciar a ningún plan futuro”.
“Hoy llóralo. Pero a partir de mañana normalízalo y hacia adelante. Es un año malo, pero se sale”.
Estas son las palabras que Estrella, Susana e Irene dedican a esas mujeres que, como ellas en su momento, tienen que lidiar la batalla contra ese gran gigante llamado cáncer.
Hoy y siempre, estamos con todas vosotras
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