“Solidaridad”, una palabra tan sencilla y que reúne algunos de los principales valores de nuestra empresa. Para IVI, la responsabilidad social corporativa que consideramos que tenemos con el resto del mundo va más allá de unas siglas, para IVI es una obligación, pero sobre todo, un compromiso con la sociedad para devolverle parte de los que nos ha dado a lo largo de estos últimos casi 30 años, y no podemos estar más orgullosos, además, de contar con un equipo humano que sabemos que comparte nuestra filosofía. Nuestros profesionales son, en gran parte, los impulsores de nuestras acciones de RSC.
Durante años, desde IVI hemos apoyado muchos proyectos solidarios, nacionales e internacionales, propuestos por los propios trabajadores y alguno de ellos, como el Teaming, subvencionados, en parte, con aportaciones periódicas de sus propias nóminas a las que la empresa responde con otro tanto.
Hoy os queremos acercar un poquito la historia de nuestra compañera Laura Valdivia, enfermera de IVI Madrid, y lo que han sido sus dos meses de voluntariado en Malawi, con sus alegrías y momentos duros. Laura Valdivia recibió la beca Iviajeros solidarios, que ofrece la compañía a empleados para realizar voluntariados o viajes solidarios a terreno.
Para Laura, su estancia en el Hospital Central de Kamuzu, en Malawi, ha sido su segunda experiencia de Cooperación, tras su paso por Nicaragua hace ya algunos años. En esta segunda ocasión ha decidido cambiar al continente africano en una de las zonas más desfavorecidas y donde la ayuda es cada día más imprescindible. Como ella misma relata, las condiciones sanitarias en los hospitales son totalmente deficientes, contando con el personal mínimo – y muchas veces voluntario fuera de su horario de trabajo – para poder acometer el cuidado de todos los enfermos, generalmente niños con graves problemas de desnutrición, agravados, en muchas ocasiones, por la falta de la medicación básica.
Falta de higiene en las instalaciones, escasez de equipos médicos y enfermeros, muchas veces sólo solucionado por los propios voluntarios, de la mano de la ONG Malawi-Salud, o la saturación en las propias camas, incluso a veces compartida por 5 niños, son sólo algunos de los problemas a los que ha hecho frente Laura durante estas semanas.
Malawi es uno de los países en vías de desarrollo con menos recursos y con mayor densidad de población, así como de mayor índice de mortalidad infantil. La dependencia a la ayuda internacional sigue siendo una realidad a día de hoy, pese a la mejora progresiva de la educación, la economía y el cuidado del medio ambiente como fuente de recursos.
A pesar de ello, Laura nos ha contado que aún recuerda con nostalgia, la gratitud de los habitantes de la zona, las sonrisas de los niños, el compañerismo y la relación con los médicos locales, los paseos hasta el campamento base o las maravillosas puestas de sol. El aprendizaje de estas acciones es infinito, porque siempre es más lo que te llevas que lo que das. Una experiencia enriquecedora y plena en valores que, como ella misma dice, repetiría sin duda.
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