Si hiciéramos una lista de las cosas que nos hacen felices, la primera sería ayudaros a cumplir vuestro deseo de tener un bebé. La segunda, sin duda, cuando nos escribís pasado un tiempo. Noticias positivas, cómo avanza el embarazo, balance de lo vivido durante los meses de tratamiento… Y, si llegan en forma por medio de una carta tan bonita como esta, nos quedamos sin palabras. Esta paciente de IVI Málaga, madre de una pequeña, nos cuenta su testimonio de infertilidad para reflexionar sobre lo vivido y dedicarle este mensaje a su equipo, capitaneado por la Dra. Anabel Salazar.
Una historia de lucha por ser madre
Gracias a ella los protagonistas de esta historia hoy ya tienen su familia… Que no descartan ampliar. No fue un recorrido sencillo por la medicina reproductiva, llegaron a nuestra clínica con una mala experiencia previa. Pero, como ella misma nos cuenta, no perdió la esperanza y, ahora, hace balance y comprueba que todo mereció la pena. Os dejamos con su historia…
Esperanza e ilusión gracias a IVI Málaga
Estaremos eternamente agradecidos con todo el equipo de IVI Málaga, pero especialmente con mi ginecóloga Anabel Salazar. La persona que cuando más hundidos estábamos y más negro lo veíamos todo, supo devolvernos la esperanza y la ilusión gracias a su seguridad y años de experiencia, teniendo claro que sí que se podía.
Os cuento mi historia…
Empezamos en reproducción asistida cuando yo tenía 29 años, debido a una endometriosis importante. Iniciamos en una clínica donde las expectativas eran muy altas por parte de los profesionales, debido a que yo era muy joven y no íbamos a tener problema… Pero no fue así. El primer ciclo fue cancelado por baja respuesta. En el segundo ciclo tres ovocitos para congelar para acumular, ya que decían que eran muy pocos. El tercer ciclo, de nuevo, cancelado por baja respuesta. Además, uno de los endometriomas aumentó mucho de tamaño. Esto era lo que impedía que los folículos crecieran.
Yo estaba hecha polvo, sentía que mi cuerpo no respondía. Solo se me pasaba por la cabeza la palabra ‘ovodonación’ o que jamás lo conseguiría. Desde pequeña he deseado ser madre, no me podía estar pasando esto…
Personalización y atención en cada tratamiento
La clínica no nos convencía, tenían muy poca empatía, poca profesionalidad y muy mala organización. Algo me llevó a pensar que, además de mi problema, la clínica también nos estaba repercutiendo muy negativamente. No podía seguir con ellos ni un minuto más. Tenía que irme con los mejores en reproducción asistida. Que lo único que tuviera en contra fuera mi endometriosis, no la falta de profesionalidad, experiencia o calidad del laboratorio.
Y bendita la hora. Llegamos a la doctora Anabel Salazar, que vio claramente que había que cambiar la estrategia de estimulación ovárica. Confió al 100% en mi cuerpo, en mi edad. En que era totalmente posible, aunque no se obtuvieran muchos ovocitos. Lloré de emoción al escucharla. Trasladé mis óvulos vitrificados desde la otra clínica y en un mes empezamos el tratamiento en IVI. Se consiguió extraer cinco ovocitos, todos ellos más duros. A los que había que añadir uno que había sobrevivido a la desvitrificación. Partíamos de seis óvulos, de los cuales todos fecundaron y llegaron a blastocisto. ¡No nos lo podíamos creer, estábamos soñando! Contábamos con seis buenas oportunidades.
Y llegó el deseado positivo
Hicimos la primera transferencia de un blasto, pero acabó en embarazo bioquímico. Era la hora de hacer más pruebas antes de intentar otra transferencia. Decisión muy acertada, ya que salieron nuevas cosas que tratar. A los dos meses y medio realizamos la segunda transferencia y… ¡Positivo! Ahora sí que estábamos en un sueño que pensábamos que nunca llegaría. ¡Lo habíamos conseguido! Yo estaba feliz… Volví a nacer.
He pasado un embarazo sintiéndome la mujer más afortunada del mundo. Aunque tenía miedos no he dejado que me arrastren y poder disfrutar del embarazo. De cada momento, de cada ecografía y hasta de cada nausea.
“Cada granito aportado ha hecho posible nuestro sueño”
Por todo esto no puedo estar más que agradecida con el equipo. Fueron con ellos casi seis meses, en los que pasé muchos nervios, miedo y negatividad por mi experiencia previa. Pero en los que no me faltó apoyo por parte de todos. La delicadeza de las enfermeras, las sesiones con Rocío, la psicóloga; la rapidez de contestar los correos por parte de mi ginecóloga, con cualquier duda que tuviera. Tampoco podemos olvidarnos del equipo de embriología que, aunque no estén en primera línea, nada de esto sería posible sin ellos. Jamás olvidaré la llamada de Álvaro para decirnos que los habían podido vitrificar todos, además de darnos la enhorabuena.
Cada granito aportado por cada uno de ellos ha hecho posible nuestro sueño. Y, lo más importante, haciendo muy ameno el proceso hasta conseguir el objetivo. Ahora tenemos a nuestra pequeña con nosotros. Nos sentimos muy orgullosos de haber aguantado este camino tan duro y haber tomado la decisión más acertada de nuestras vidas al cambiar de clínica. Miramos a nuestra niña y todo ha merecido mucho la pena.
Os llevamos en el corazón. Pronto volveremos a vernos para buscar hermanitos.
Testimonios de reproducción asistida
¿Qué os ha parecido? Si esta historia te ha recordado a la tuya, puedes animarte a compartir la tuya –de forma anónima, si así lo deseas- en el mail social@ivi.es. Y si aún no has iniciado tu camino para ser madre gracias a la reproducción asistida, podemos ayudarte. Puedes llamar al 900847300 o rellenar el formulario para pedir cita en IVI
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