La reproducción asistida es generalmente un camino largo y difícil. Pero, cuando se consigue tener un hijo, comienzan otras dudas y otros miedos. Hablar o no hablar claramente con ellos de su origen. Y si se han utilizado donantes de gametos en el proceso parece que las dudas son todavía mayores. La legislación no obliga a nada en cuánto a la revelación de los orígenes, deja en la libertad de los progenitores hacerlo con el mejor de los criterios. Pero nuestra compañera Diana Guerra, psicóloga de IVI Barcelona, nos cuenta en este post las recomendaciones y consejos de la Unidad de Apoyo Emocional de IVI en estos casos.
Lo compartimos… ¿Y vosotros, cómo habéis afrontado este tema?
La revelación de orígenes
En los últimos años un número elevado de niños han sido concebidos mediante las llamadas nuevas técnicas de reproducción. La donación de esperma ha existido desde que se utilizan las técnicas de reproducción asistida. En los últimos 30 años, se ha perfeccionado la donación de óvulos y de embriones.
En nuestro país no existe legislación sobre la necesidad de explicar a los descendientes sobre sus orígenes verdaderos, con esto nos referimos a explicarles, cómo han sido concebidos cuando se ha utilizado una donación de óvulos, esperma u embrión.
Es bueno que penséis y reflexionéis sobre qué opción es la mejor para vuestro caso en concreto. Es la decisión siempre será vuestra. Por este motivo es muy conveniente que ambos puedan expresar abiertamente todos sus temores y dudas, esta es la labor que frecuentemente hacemos en las Unidades de Psicología de nuestros centros IVI.
Es de vital importancia el apoyo social-familiar con el que contéis y el nivel de conocimiento que vuestro entorno tiene respecto al tema de la donación. En este sentido, es aconsejable que hagáis partícipe a las personas de confianza.
¿Debemos decírselo a nuestro hijo?
Entendemos el parentesco como una noción cultural de relación que deriva de la idea de que es a través del día a día cuando uno se convierte en padre o madre. Sabemos que ser padres quiere decir que has de criar al hijo, mantener las relaciones y los lazos; el vínculo y la cualidad de la relación, eso lo que nos convierte en padres. No es una cuestión puramente física. Al mismo tiempo que se construye lo físico, se construye también el vínculo de parentesco.
Por tanto, es recomendable no minimizar el impacto de la donación de gametos, pero sí naturalizarlo como lo que es: un medio para alcanzar un fin, tener un hijo. Esto os ayudará a sentir más seguridad en el momento de tomar la decisión de revelar este secreto a vuestros hijos.
En relación a la información a los hijos, la ley establece que “[…] los hijos nacidos tienen derecho por sí o por sus representantes legales a obtener información general de los donantes que no incluya su identidad.” Esto es, la ley deja la libertad y responsabilidad a los padres sobre si dar a conocer al hijo sus orígenes o no.
De esta manera, sois libres de escoger la información a dar a vuestros hijos sobre este tema. Bajo nuestro entender, siempre debe ser la pareja quien decida lo que hará y nuestra labor no es otra que ayudar a la reflexión. Lo que sí está legislado es el anonimato del donante
Aunque la decisión final siempre la tomareis vosotros, y nosotros siempre vamos a respetar vuestra elección, desde nuestra experiencia, nos permitimos dar nuestro punto de vista. A partir de distintos estudios, los profesionales de psicología recomendamos comunicar los orígenes al hijo desde el primer momento, como una circunstancia natural más en el crecimiento físico y emocional del mismo. Por una parte, porque esta información forma parte de la identidad del hijo, y esta les ayuda a formar su historia. Y por otra parte, porque se ha visto que, sobre todo la madre, tienen cierta necesidad de comunicárselo a su hijo para que no hayan secretos entre ellos que pudieran estropear un buen vínculo.
Sin embargo, hay otras posturas, que defienden, que existe un momento adecuado para desvelar el secreto, y este es cuando el descendiente ha llegado a la madurez.
Podrá enterarse el niño/a? ¿Qué ocurrirá si se entera?
Que el niño/a se entere o no va a depender de la decisión que toméis los padres al respecto.
Como hemos visto anteriormente, existen dos posturas diferentes a la hora de sugerir a nuestros pacientes si dar información al niño sobre sus orígenes.
Numerosas investigaciones sugieren mantener una postura de apertura hacia el niño, ya que evidencian que no decírselo y mantener el secreto puede causar un daño psicológico importante en el niño/a. En este sentido, se propone que los profesionales de la salud deberían brindar información al /los progenitores sobre cuándo, cómo y quién debe decirle al niño, ya que el secreto siempre estará presente en la mente de quienes lo llevan y, por consiguiente, el peligro de que pueda originarse un conflicto.
Consideramos que cada uno debe plantearse a quién va a dar esta información y en qué ambiente va a criar a su hijo. Actualmente, en nuestro medio, suele haber más tendencia a ocultar la información a la familia y amigos para proteger al posible hijo y guardando el secreto hasta que el niño tenga edad, formación y entorno adecuados para poder entender la información.
El caso de las mujeres solas y las parejas homosexuales es diferente. Estas personas ya han dado el salto cualitativo a nivel social acerca de decidir formar parte de nuevas formas de familia y, por tanto, la revelación sobre la donación de gametos muchas veces está intrínsecamente incluida en ese paso cualitativo en sus vidas.
¿Cuándo decirlo? ¿Cómo decirlo?
Si la opción elegida al final es decirlo, es importante saber cómo y cuándo hacerlo.
Lo que va a marcar la diferencia a la hora de asegurarnos de que lo estamos haciendo bien, no es tanto el momento sino el que esté integrado en la vida del niño desde el principio como algo absolutamente normalizado.
Es por tanto importante e imprescindible haber provocado antes ese cambio en la actitud de la propia pareja en su sistema de creencias: ideas como que “yo no soy la madre genética”, “como le voy a decir que no es hijo mío”, etc. se derivan de toda una carga social y cultural ante la que la pareja se tiene que posicionar, dándose la oportunidad de someter a debate interno la veracidad y credibilidad de lo que durante tiempo se han considerado verdades absolutas.
El mensaje a transmitir y lo que debe estar claro es que un hijo será siempre un hijo, sea cual sea el lugar o la circunstancia de su nacimiento. Desde nuestro punto de vista, que no necesariamente es el mejor o único, la forma más idónea de realizar este proceso es empezar a integrar toda la información en la vida del hijo desde el principio. Es muy positivo que desde su nacimiento se trate el tema con total naturalidad, esto no significa gritarlo a los cuatro vientos, pero si dentro del núcleo familiar. ¡Es decir, es muy probable que cuando sea un bebé nos salgan comentarios como “¡Qué bien escogieron a la donante, es preciosa!” o “La donante debía tener los ojos como los míos, porque le han salido iguales”. No hace falta escondernos de estos comentarios, sino que puede llegar a ser positivo para la elaboración de la historia.
Más adelante, se pueden utilizar cuentos como herramientas para que el niño/a pueda empezar a conocer otras formas de concebir a los hijos, y de esta forma ya irá integrando toda esta información en su mundo. Cuando el niño tenga cierta madurez y él o ella misma nos empiece a hacer preguntas, le podemos ir dando información con total sinceridad, siempre que pensemos que el niño está preparado. Aun así, veréis que son cosas que van saliendo poco a poco, y no hace falta que un día sentéis a vuestro hijo para contárselo, sino que será él mismo quien irá preguntando.
En definitiva, no importa de qué manera fuimos hechos o concebidos, todos nosotros somos especiales y únicos y que hoy en día, las familias están constituidas de muchas formas. Ninguna es mejor que otra, solo son diferentes.
Diana Guerra
Psicóloga IVI Barcelona
1 comentario
Me parece que la donación de gametos significa que el hijo no es hijo biológico de uno de los padres. Es obvio que ocultar esa información a un hijo es faltar a la verdad. Además, siempre surge alguien que les dice la verdad y los hijos se sienten traicionados porque sus padres no lo hicieron.