El mioma uterino es un tumor pélvico, no maligno, que crece alrededor del útero y, en ocasiones, en el cuello uterino. Son muy pocos los miomas que pueden convertirse en sarcomas o tumores malignos.
Estas formaciones de músculo liso aparecen en la pared del útero. Y, se suele pensar que, al estar en una zona muy cercana a la pelvis esto pueda perjudicar a la fertilidad de la mujer que lo padece. Sin embargo, esto dependerá del caso en particular que se esté tratando. En este blog os contamos qué tipos de miomas existen, cuáles son sus síntomas, cómo detectarlos, qué factores influyen en su aparición y posibles tratamientos.
Tipos de miomas según su ubicación
- Miomas subserosos: Se forman en la parte externa del útero otorgándole una apariencia abultada al útero, pero no impiden ni el éxito en el embarazo ni el parto.
- Miomas intramurales: Se forman en la parte interna del útero, alrededor de sus paredes musculares.
- Miomas submucosos: Se forman en el revestimiento uterino, creciendo hacia el interior del útero, creando una atrofia de la mucosa del endometrio uterino.
- Miomas pediculados: Se trata de miomas que se unen al útero mediante un fino cordón, denominado pedículo.
¿Por qué los miomas pueden afectar al embarazo?
Aunque el tumor sea benigno, en ocasiones alteran la forma del útero, aumentando su volumen y dificultando el parto, incluso la implantación del embrión.
¿Afectan los miomas a la fertilidad?
Esta pregunta surge en muchas mujeres que están en proceso de quedarse embarazadas. Destacar que, los miomas como única causa de infertilidad son reconocidos en un 3% de los casos. Además, no existe una respuesta concreta ya que esto dependerá de distintas complicaciones como:
- Distorsión de la cavidad uterina: Los miomas submucosos o intramurales suponen una dificultan para la concepción e incrementan los casos de aborto.
- Interrupción del flujo sanguíneo: Los fibromas pueden dificultar que el fujo sanguíneo llegue correctamente a la cavidad uterina donde se implantaría el embrión.
- Deformidad del útero: Los miomas pueden alterar la forma del útero siendo esto una complicación en la implantación del embrión.
Algunos síntomas de los miomas
Es importante tener en cuenta que la mayoría de los miomas no producen síntomas, es decir, son asintomáticos. Sin embargo, muchas mujeres padecen alguna singularidad que les hace pensar que algo no está funcionando bien. Así pues, os mostramos algunos de los síntomas más repetidos:
- Sangrado menstrual abundante, a veces con coágulos de sangre.
- Periodos menstruales muy largos.
- Abortos de repetición y fallos de implantación.
- Necesidad de orinar constantemente.
- Cólicos o dolor durante los periodos.
- Dolor durante las relaciones sexuales.
¿Cómo detectar los miomas?
En el momento que la persona experimente un cambio en el útero, lo que se recomienda es acudir al médico donde tendrán que realizar a la paciente un examen pélvico. Esta manera de actuar podrá ayudar a detectar si existe un problema de fertilidad o si la presencia de un mioma uterino está provocando constantes abortos en la paciente.
¿En qué consiste la histeroscopia?
Es un procedimiento para examinar el interior del útero mediante la emisión de imágenes de su interior a un monitor de vídeo.
Se trata de una cirugía en la que se valora la cavidad endometrial y en el caso de que se confirme esa afectación del mioma uterino dentro de la cavidad se puede aprovechar para quitarlo y dejar la cavidad endometrial en las mejores circunstancias posibles.
Factores que influyen en la aparición de un mioma
A continuación, os mostramos distintas circunstancias que pueden contribuir al surgimiento de un mioma:
- Edad: Las mujeres mayores de 60 años tienen una mayor probabilidad de tener un mioma uterino.
- Orígenes: Mujeres de raza caucásica tienen menor número de casos en comparación con la raza negra.
- Alimentación: Una dieta equilibrada puede prevenir la presencia de un mioma. La ingesta excesiva de carnes rojas, la ausencia de fruta y verduras en las comidas y el consumo de sustancias como el alcohol pueden aumentar la incidencia.
- Hipertensión arterial: Padecer hipertensión puede aumentar el riesgo de incidencia.
Tratamiento de los Miomas Uterinos
Existen dos maneras de abordar la presencia de un mioma; la quirúrgica y el tratamiento médico, recomendable como primera opción. Así pues, el procedimiento médico engloba diferentes fármacos:
- En caso de tener anemia, se recomienda la toma de hierro y vitaminas.
- En caso de tener mucho dolor menstrual, se recomienda la ingesta de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos.
- En caso de abundante sangrado, se recomienda tomar anticonceptivos hormonales que ayuden a regular los ciclos menstruales.
- Para mejorar la coagulación de la sangre se recomiendan los medicamentos antifibrinolíticos, los cuales no tienen hormonas.
Por otro lado, el tratamiento quirúrgico se recomienda en los siguientes casos:
- Si la mujer experimenta un sangrado abundante entre reglas y mucha dolencia durante todo el ciclo menstrual.
- Si quiere quedarse embarazada, pero no lo consigue.
- Si el mioma está dificultando a la paciente hacer vida normal.
Dentro de la operación quirúrgica existen distintos tipos de intervenciones teniendo en cuenta cada caso en particular:
- Histerectomía: Se trata de la extirpación total o parcial del útero.
- Ultrasonido focalizado: El uso de una máquina de resonancia magnética permite dirigir el tratamiento a través de múltiples ondas de energía atraviesan la pared abdominal y permiten acabar con el fibroma.
- Ablación endometrial: Esta técnica disminuye el sangrado menstrual pero no disminuye los fibromas.
- Embolización de los fibromas uterinos (EFU): Este tratamiento permite disminuir el sangrado, bloqueando la cantidad de sangre que llega a los fibromas y reduce su tamaño.
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