Los cambios en nuestra sociedad son una realidad cada vez más presente. Nuevos entornos, nuevas tendencias multiculturales y movimientos sociales que buscan su propio espacio asomando la cabeza en la sociedad actual, empiezan a ser una realidad tangible que poco a poco busca normalizarse en nuestros días.
La investigación, la ciencia y la tecnología no son ajenas a estos cambios, convirtiéndose, con el paso de tiempo, en pilares básicos sobre los que asentamos nuestro día a día. En este sentido, la Medicina Reproductiva ha evolucionado hasta tal punto que, hoy en día, representa un nexo hacia estos cambios en la sociedad, dando paso a la aparición de nuevos modelos de familia que se suman al concepto más tradicional, de manera que cada vez encontramos más familias formadas por mujeres que han tomado la decisión de ser madres solteras o por parejas de mujeres homosexuales.
Durante los últimos años, en IVI hemos sido testigos de esta transformación social. Cada vez son más las parejas formadas por mujeres que acuden a nuestras clínicas para someterse a un tratamiento de Reproducción Asistida.
Métodos como ROPA, en el que las dos mujeres que forman una pareja comparten el proceso de Fecundación in Vitro de manera activa –siendo una de ellas la madre genética del bebé y la otra participando en el tratamiento como gestante– ha dado la posibilidad a muchas parejas de mujeres de formar una familia con un hijo propio, teniendo que recurrir solo al semen de un donante.
Patricia y Charo, pacientes de IVI
Patricia y Charo son dos mujeres que desde el primer momento tuvieron claro que su familia no iba a quedarse sólo en ellas dos. Como otras muchas parejas, tomaron la decisión de someterse a un tratamiento de Reproducción Asistida para cumplir su sueño de ser madres.
“En enero de 2014 Charo y yo comenzamos las pruebas necesarias para someternos a un tratamiento de Reproducción Asistida. Charo fue la primera en gestar, con óvulos propios, ya que es un poco mayor que yo y no queríamos que la edad pudiera ser un problema. El proceso de estimulación dio como fruto un solo embrión, que, aunque implantó, no llegó a desarrollarse”, comenta Patricia.
“Un año después nos planteamos afrontar de nuevo el proceso, ésta vez haciendo uso del método ROPA. Esta segunda vez fue Charo la gestante utilizando mis óvulos que, al ser un poquito más jóvenes, tenían más posibilidades de conseguir que el embarazo llegue a término”, añade.
Según Patricia, “nuestra experiencia en el IVI fue muy positiva. Todo el equipo se volcó con nosotras y en todo momento tuvimos la sensación de estar en las mejores manos, colaborando con nosotras para que viviéramos el proceso de Reproducción Asistida como algo más sencillo y cercano, y con el mejor de los resultados, nuestro hijo Nico”.
Conoce la historia de Patricia y Charo:
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