Igual que las tradiciones, a lo largo de los años se han ido consolidando una serie de creencias respecto al embarazo que hoy se erigen casi como incuestionables. Si tu tripa es puntiaguda parece que esperas un niño, pero en cambio si la tripa es redonda todo apunta a que será niña… Como estas, otras muchas deducciones basadas en cosas tan banales como la forma o la altura de la tripa de una embarazada o el estado más o menos saludable de su rostro, llenan de herencias culturales nuestros días, suposiciones que una gran mayoría de gente asume como ciertas.
Seguro que muchas de las situaciones que exponemos a continuación te resultan familiares, ya sea porque las has vivido en primera persona o quizá porque las has presenciado en tu entorno. Sea como fuere, esperamos que estas aclaraciones despejen algunas de las dudas que pueden surgir durante el embarazo.
Los antojos
“Si la mujer embarazada tiene un antojo y no lo sacia, el bebé saldrá con una mancha en la piel que, en muchos de los casos, curiosamente, tendrá una forma parecida al antojo insatisfecho”. Y ahí tienes al marido, a las dos de la mañana, conduciendo con legañas en los ojos para ir a buscar un helado de maracuyá un 30 de diciembre, y así evitar que su futuro hijo nazca con esta fruta tatuada en la piel.
Los antojos existen incluso cuando no esperamos un bebé, pero no perdamos la calma y seamos conscientes de que no hacer realidad todos y cada uno de los caprichos que surjan a lo largo de estos nueve meses no tendrá consecuencia alguna en el bebé que está por llegar. Otra cosa es que tengamos la posibilidad de cumplirlos sin que ello suponga un esfuerzo sobrehumano… En ese caso, aprovechad todo lo que podáis y que os mimen como os merecéis.
Embarazada, no impedida
“¿Reposo durante el embarazo?”. Hoy conocemos los beneficios del deporte para embarazadas, siempre que se practique con cautela y no sea demasiado intenso. El pilates, yoga, baile o simplemente caminar te ayudarán a sentirte más ágil durante esta etapa y a recuperarte con mayor facilidad una vez haya nacido el bebé.
¿Qué puedo comer y cuánto?
“Es peligroso comer patés y jamón serrano si estás embarazada y no has pasado la toxoplasmosis”. Si esta infección, ocasionada por un parásito denominado toxoplasma gondii, se contrae durante el embarazo, puede tener efectos nocivos sobre el bebé, por lo que es recomendable no ingerir carnes crudas, lavar correctamente las frutas y verduras y evitar el contacto con las heces de gato. En caso de que ya hayáis pasado la enfermedad, no tenéis de qué preocuparos.
Y hablando de la ingesta de alimentos, seguramente habréis escuchado alguna vez eso de “si estás embarazada debes comer por dos”. Si bien es cierto que hay que cuidar la alimentación a lo largo de esta etapa y no pensar solo en una misma sino también en el bebé que crece en vuestro vientre, la mentalidad no debe basarse en comer el doble, sino en comer mejor. Lo más indicado es engordar un kilo por mes de gestación, por lo que una alimentación equilibrada será la mejor opción para estos nueves meses y te permitirá reponerte más rápidamente tras el parto.
Sol, sí, pero con protección
¿Qué hay del sol? Puede que te hayan advertido de los “peligros de tomar el sol cuando estás embarazada”, pero lo cierto es que el sol tiene grandes propiedades, siempre que lo tomes con las medidas oportunas de protección para evitar quemaduras. Durante el embarazo, y debido al aumento de hormonas, pueden aparecerte algunas manchas por el sol, así que para prevenirlas deberás embadurnarte de crema solar de factor alto y evitar las horas de sol intenso durante el verano. Por todo lo demás, eres libre de tumbarte panza al sol cuantas veces desees.
¿Sexo versus embarazo?
“Embarazo y sexo no son enemigos acérrimos”, como muchas veces se cree… Ni el pene de tu pareja golpea al bebé durante el acto sexual, ni un orgasmo puede hacer peligrar el embarazo, ni son ciertas las numerosas historias que puedes haber escuchado a este respecto. La realidad es que el sexo durante el embarazo prepara tu cuerpo para el momento del parto, ya que los músculos de la vagina se ejercitan, lo cual puede ser de gran ayuda en caso de que el parto sea vaginal. A ello se suma el hecho de que, al mantener relaciones sexuales, el bebé recibe mayor cantidad de oxígeno, lo cual le ayuda a estar más sano. Si te apetece, y siempre que no haya complicaciones, puedes seguir con tu vida sexual de forma normal, adaptando las posturas a tu comodidad conforme vaya creciendo tu tripa.
Los ardores… ¿harán a mi bebé más peludo?
Otra creencia asentada en nuestra sociedad está relacionada con “la acidez durante la gestación y el pelo del bebé”. Y es que algunos piensan que el ardor de estómago genera un aumento de cabello en el bebé, pero lo cierto es que la cantidad de pelo parece estar más ligada a una cuestión genética. La justificación a los ardores estomacales durante el embarazo es sencilla: a lo largo de la gestación las hormonas relajan los músculos del aparato digestivo, por lo que es más probable que los ácidos del estómago suban por el esófago, y más aún si te encuentras tumbada en posición horizontal. Esto se verá potenciado en los últimos meses, cuando el útero comience a presionar el estómago.
Sin desmerecer las anteriores, el broche de oro se lo llevan algunas creencias como que “si levantas las manos por encima de la cabeza el bebé puede estrangularse con el cordón umbilical”, “tomar un baño en piscinas públicas puede hacer que el bebé entre contacto con agua sucia”, “si una embarazada presencia un eclipse de luna, su bebé nacerá con el labio partido”, o que “la ausencia de música durante el embarazo puede ocasionar sordera en el bebé”.
Como verás, puedes estar tranquila, el embarazo no entraña tantos peligros como algunas leyendas nos hacen creer. Y tú, ¿conoces algún mito más relacionado con el embarazo?
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