En las revisiones ginecológicas es muy común realizar una citología vaginal, también conocida como Prueba de Papanicolau. ¿En qué consiste esta prueba? ¿Cuál es su objetivo? A continuación, resolveremos las dudas habituales que envuelven la citología vaginal. Hablaremos también sobre su importancia a la hora de detectar y prevenir enfermedades graves, como es el cáncer de cuello uterino.
¿Qué es una citología vaginal?
La citología vaginal es una prueba que realiza el ginecólogo a la paciente, con el objetivo de diagnosticar lesiones precursoras o el propio cáncer de útero. También es capaz de detectar otras enfermedades como el virus del papiloma humano (VPH) u otras afecciones causadas por hongos o bacterias.
La citología es una técnica indolora que dura apenas unos minutos. Mediante la introducción de un cepillo y una espátula, realizando un raspado suave, se obtiene una muestra de las células del interior y exterior del cuello del útero, las cuales son enviadas al laboratorio para analizar y elaborar un diagnóstico.
¿Por qué es importante?
Como hemos comentado, la citología ginecológica es nuestra gran aliada a la hora de prevenir y detectar enfermedades o anomalías presentes en el útero de la mujer. Es más, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) afirma que la citología ginecológica ha conseguido reducir en torno a un 70-80 % la mortalidad y la incidencia del cáncer de cuello uterino.
Una vez realizada la citología, en caso de que las células no presenten anomalías, el diagnóstico será negativo, y por lo tanto no habrá presencia de enfermedades o infecciones. Pero, si por el contrario el resultado es positivo, significa que las células de origen cervical estudiadas son anómalas y existe alguna patología, puesto que estas células pueden advertir de enfermedades cancerígena y precancerígenas.
En caso de resultado positivo, el siguiente paso consiste en una exploración del cuello uterino, la vagina y vulva, de manera que el ginecólogo pueda detectar a qué enfermedad hacemos frente y proporcionar a la paciente el tratamiento más adecuado.
¿Quién debería realizarse la citología vaginal?
Según aconseja la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), las mujeres deberían realizarse una citología a partir de los 25 años. Además, para llevar un seguimiento adecuado, deberían repetirla cada 3 años – si la paciente tiene entre 25 y 30 – y cada 5 años desde los 30 hasta los 65.
Cabe destacar que existen ciertos casos en los que es recomendable realizar la prueba con una frecuencia anual para llevar un mayor control y tener controlados los factores de riesgo:
- Si existen antecedentes de ciertas enfermedades ginecológicas
- Si la paciente presenta de verrugas genitales a causa del VPH (Virus del Papiloma Humano)
- Si las citologías anteriores han sido positivas o muestran resultados poco concluyentes
- Si se tiene una vida sexual muy activa
- Si la paciente se encuentra inmunodeprimida
Asimismo, es fundamental seguir las indicaciones y recomendaciones de tu ginecólogo habitual y acudir a tantas revisiones como sean necesarias.
Preparación para la citología vaginal
Para que los resultados de la citología realizada sean concluyentes, la paciente debería evitar acudir a la cita durante la menstruación, así como abstenerse de mantener relaciones sexuales hasta 48 horas antes de la cita. Además, es también necesario evitar los tratamientos con óvulos o espermicidas los días previos a la prueba y no realizar lavados internos, pues el diagnóstico podría verse alterado.
¿Es dolorosa la citología vaginal?
La citología vaginal no suele doler, pero sí puede causar molestias cuando se introduce el espéculo. Sobre la toma de la muestra, algunas pacientes pueden sentir incomodad, aunque suele ser un proceso indoloro.
¿Qué hacer si los resultados son anormales?
Cuando el resultado de la citología es anormal significa que alguna célula en el cuello del útero o la vagina está alterada. Esto requiere de seguimiento médico, con pruebas adicionales, para confirmar el diagnóstico y determinar el tratamiento adecuado.
Desde las cínicas IVI
Muchas mujeres tienen miedo a realizarse pruebas como esta, pero lo cierto es que marcan una gran diferencia a la hora de detectar enfermedades a tiempo y poder combatirlas. Esto es especialmente relevante si hablamos del cáncer de cuello uterino.
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