Igual que existe la preservación social de la fertilidad, también contamos con la recomendación de preservar por motivos médicos. En este caso podemos hablar de una preservación por motivos oncológicos, ya que tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia pueden repercutir negativamente sobre la fertilidad; y preservación por causas médicas, indicada para pacientes que precisan de algún tipo de cirugía ginecológica. En ambos casos, aumenta la posibilidad de tener un bebé cuando ya se esté curado. En el caso de que decidan tener un bebé, el hecho de haber preservado tanto los ovocitos como el semen ofrece a los pacientes la oportunidad de iniciar el tratamiento en el menor tiempo posible
Pacientes que vayan a someterse a cirugías en el aparato reproductor pueden asimismo beneficiarse de este tratamiento.
El tratamiento de preservación de la fertilidad consiste en la conservación de los óvulos o espermatozoides a -196°C, de forma que estos mantengan la misma calidad que en el momento en que se congelaron. Para las mujeres, se utiliza la vitrificación de ovocitos y para los hombres, la congelación de semen.
La mejora de los tratamientos y la eficacia de los programas de diagnóstico precoz han conseguido que las tasas de curación y supervivencia de los pacientes oncológicos aumenten considerablemente. Esto nos ha permitido dar más importancia a los efectos secundarios de estos tratamientos, sobre todo en los aspectos relacionados con la fertilidad, los cuales preocupan especialmente a los profesionales que tratan a estos pacientes.
Por ello, nuestros profesionales trabajan para ofrecer posibilidades reproductivas a estos pacientes, para que puedan tener la seguridad de que, una vez superada la enfermedad, podrán intentar tener un bebé, aunque su fertilidad se haya visto afectada.
La preservación de la fertilidad por motivos médicos/oncológicos se recomienda para:
Las técnicas de vitrificación de ovocitos y congelación de semen ofrecen altas tasas de supervivencia. Para la vitrificación de ovocitos es en torno a un 95%, mientras que, para la congelación de semen, dependerá de la calidad inicial. En ambos casos, la supervivencia media es lo suficientemente alta para poder utilizar posteriormente esos gametos en un tratamiento de Reproducción Asistida. Además, diversos estudios han demostrado que los resultados obtenidos son similares a los de tratamientos llevados a cabo con gametos en fresco. Por otro lado, no existe una limitación de tiempo, por lo que los óvulos y espermatozoides podrán permanecer congelados tanto tiempo como se desee.
En el caso de la mujer, los tratamientos de quimio y radioterapia pueden provocar:
En el caso del hombre, este tipo de tratamientos puede tener consecuencias como:
En la primera consulta, el doctor llevará a cabo un análisis ginecológico o urológico completo y le explicará los diferentes pasos de la preservación de la fertilidad. Tras analizar el informe del oncólogo, se tendrán en cuenta factores como la edad y el tiempo del que se dispone antes de que comience el tratamiento médico, entre otros.
En el caso de la mujer, se estudiará la función ovárica y, si el tipo de cáncer y la recomendación del oncólogo lo permiten, se intentará una estimulación ovárica y una punción para poder maximizar el número de óvulos a preservar.
En el caso de los hombres, pueden aprovechar esta primera visita a la clínica para obtener y conservar una muestra de semen. Si se dispone de tiempo, lo ideal será repetir el proceso habiendo mantenido una abstinencia de varios días, para así garantizar que la muestra sea de la mejor calidad.
En cualquier caso, es importante que los pacientes realicen esta primera consulta lo antes posible.
En aquellos casos en los que el tipo de cáncer lo permite y con la aprobación del oncólogo, se trata de hacer una estimulación hormonal suave de los ovarios para así aumentar el número de óvulos a obtener.
Para obtener los óvulos es necesario hacer una punción ovárica. Para ello se accede a los ovarios a través de la cavidad uterina, una vez ahí se puncionan cada uno de los folículos (pequeñas cavidades que contienen los óvulos) para aspirar los óvulos de su interior. Estos óvulos aspirados se recogen en tubos y se hacen llegar al laboratorio, donde se procesan para su posterior congelación.
La aspiración de los óvulos se realiza en quirófano y bajo sedación, para que la paciente no sienta ninguna molestia. El procedimiento dura unos 15-20 minutos, y ese mismo día, la paciente ya puede hacer vida normal y empezar el tratamiento médico cuando el especialista en oncología lo recomiende.
En el caso del hombre, solo se necesita obtener una muestra de semen mediante masturbación, recogida en un bote que el laboratorio de Andrología le facilita para tal efecto. Se hace un análisis inicial de la muestra para conocer su estado y las expectativas tras la congelación.
Para la vitrificación de los óvulos, estos se tratan con una serie de medios protectores, para que no sufran ningún daño en el proceso de enfriamiento. Una vez terminado el proceso, se colocan en unos pequeños soportes y se sumergen en nitrógeno líquido, a una temperatura de -196°C.
En el caso del semen, la técnica seguida es la congelación. En ella, la muestra también se prepara con unas sustancias protectoras para evitar la formación de cristales de hielo que puedan dañar a los espermatozoides, y se deposita en pajuelas o criotubos. Estos se van enfriando progresivamente hasta su depósito definitivo en el tanque de nitrógeno, donde se almacenarán hasta su uso.
Los óvulos vitrificados y el semen congelado se almacenan en unos tanques específicos, que mantienen constante esas bajísimas temperaturas y cuentan con un doble sistema de alarma para garantizar que la temperatura permanece en el rango óptimo en todo momento.
Gracias a estas técnicas, los gametos (óvulos y espermatozoides) pueden permanecer ajenos al paso del tiempo hasta que los pacientes estén curados y deseen tener un bebé.