- El vaginismo es una disfunción sexual que, según la Sociedad Española de Medicina General (SEMG), afecta a un 12% de las mujeres en el país
- Las manifestaciones más frecuentes que presentan las pacientes son: dolor durante la penetración vaginal, sensación de ardor o escozor, molestias en las relaciones sexuales (dispareunia) o dificultades para realizar exámenes ginecológicos
- En la mayoría de los casos, el vaginismo no está relacionado solo con una causa física, sino que también está ligado a la situación emocional de la mujer. Por ello, la terapia es una parte fundamental del tratamiento, ya que permite recuperar la autoestima y reconectar con el placer y el bienestar sexual
- Esta disfunción puede dificultar la concepción por vía natural al impedir las relaciones sexuales completas con penetración
VALENCIA, 24 DE JULIO DE 2025
El dolor intenso o recurrente durante las relaciones sexuales, el malestar persistente o la imposibilidad de la penetración no deben considerarse normales. Lo mismo ocurre con las molestias intensas durante exámenes ginecológicos rutinarios, al usar tampones o al aplicar tratamientos prescritos por vía vaginal. Estos síntomas pueden estar relacionados con una condición llamada vaginismo, entre otras posibles causas.
El vaginismo es una disfunción sexual que, según la Sociedad Española de Medicina General (SEMG), afecta a un 12% de las mujeres en el país. Así lo explica la doctora Clara Colomé, directora médica de IVI Mallorca: “Se caracteriza por una contracción involuntaria, total o parcial, de los músculos del suelo pélvico alrededor de la vagina, lo que dificulta o impide la penetración. Sin embargo, tener vaginismo no significa que la mujer no pueda excitarse o experimentar placer, más bien, limita la práctica del coito con penetración. Y, por tanto, la fecundación por vía natural se complica”.
Y es que, aunque el vaginismo no influye directamente en la fertilidad (ya que no interfiere con el funcionamiento del aparato reproductivo ni aumenta el riesgo de aborto), sí puede dificultar la concepción por vía natural al impedir las relaciones sexuales con penetración.
Las causas del vaginismo pueden ser psicológicas (las más frecuentes), o fisiológicas. Entre los factores emocionales destacan los tabúes o prejuicios en torno a la sexualidad, el desconocimiento de la anatomía femenina, una baja autoestima, experiencias sexuales negativas, traumas previos como abusos o agresiones sexuales, o ansiedad.
En cuanto a las causas físicas, aunque menos comunes, también son relevantes: himen rígido, infecciones o úlceras vaginales, inflamación de las glándulas de Bartolino (situadas en la entrada de la vagina y responsables de su lubricación), trauma asociado al parto o a un aborto, disminución de los estrógenos en la sangre (especialmente durante la menopausia), así como tumores en la zona pélvica.
Además, la Dra. Colomé señala que existen dos tipos de vaginismo: “El vaginismo primario se presenta en mujeres que nunca han podido mantener relaciones sexuales con penetración. Suele diagnosticarse con más frecuencia en adolescentes o mujeres jóvenes, y está vinculado principalmente a factores psicológicos. En cambio, el vaginismo secundario aparece en mujeres que, en algún momento sí pudieron mantener relaciones sexuales con penetración, pero que posteriormente desarrollaron esta dificultad”.
Los síntomas del vaginismo pueden variar según el grado de tensión vaginal: dolor durante la penetración vaginal, sensación de ardor o escozor, molestias en las relaciones sexuales (dispareunia), incluso llevando a dificultades para respirar o palpitaciones durante las relaciones sexuales. Por todo ello, la libido disminuye. Además, a nivel físico pueden llegar a experimentar espasmos musculares en piernas o en la zona lumbar.
Para tratar esta disfunción sexual se requiere un enfoque integral y multidisciplinar, tanto psicológico como ginecológico. El abordaje terapéutico puede incluir diversas herramientas como la fisioterapia del suelo pélvico, la terapia cognitivo-conductual, el uso progresivo de dilatadores vaginales y, en casos específicos, otras intervenciones a nivel psicológico adaptadas a las necesidades de cada paciente. “En cualquier caso, el abordaje integral es clave para su tratamiento. Y la comunicación, si hay una pareja en la ecuación, es esencial”, añade la doctora.
Las técnicas de reproducción asistida como solución alternativa para ser madre
Afortunadamente, muchas mujeres pueden retomar su vida sexual con normalidad una vez superado. En los casos en que no sea posible del todo, las técnicas de reproducción asistida (como la inseminación artificial o la fecundación in vitro) siguen siendo opciones recomendadas para que estas pacientes puedan lograr cumplir su deseo de ser madres.
“Aunque el vaginismo puede suponer un obstáculo para algunas mujeres en edad fértil, no es una barrera insalvable, debido a los diversos métodos de reproducción asistida que existen hoy en día y un enfoque muy personalizado. Entre los más comunes para estos casos se encuentran la inseminación artificial, consistente en introducir espermatozoides previamente seleccionados en el útero de la mujer, o la fecundación in vitro. En este caso se extraen los óvulos de la mujer y, posteriormente, se colocan en una placa de cultivo para ser fecundados con el esperma del varón, por lo que sufrir esta condición no es incompatible con la maternidad”, concluye la Dra. Colomé.