• La tasa de aborto espontáneo sin realización de análisis previo es del 42% en este grupo de mujeres
• El riesgo de aparición de anomalías cromosómicas aumenta según la edad materna es mayor
MUNICH, 30 DE JUNIO DE 2014
IVI evidencia que la tasa de aborto espontáneo en la transferencia del blastocisto sin realización de un análisis previo en mujeres de entre 38 y 41 años es de un 42%, mientras que ésta desciende a cero gracias a la transferencia de un embrión previamente analizado mediante screening cromosómico (CCS).
Se trata de la principal conclusión del estudio RCT study in advanced maternal age patients using array-CGH: interim analysis, en el que se analiza la utilidad clínica de la técnica de arrays CGH en mujeres de entre 38 y 41 años. Este estudio ha sido presentado durante la trigésima edición del Congreso de la European Society of Human Reproduction and Embryology (ESHRE), que se celebra desde hoy y hasta el 2 de julio en Munich.
“Existe un mayor riesgo de aparición de aneuploidías según va aumentando la edad materna. Por eso es de vital importancia que los embriones sean analizados antes de la transferencia para poder conocer si presentan alguna anomalía cromosómica, y con estos resultados, realizar la selección de embriones euploides o normales con el fin de mejorar los resultados clínicos y reducir el riesgo de aborto y de bebés con anomalías cromosómicas”, explica Carmen Rubio, directora del programa de Diagnóstico Genético Preimplantacional para anomalías cromosómicas.
Detección de aneuploidías para evaluar la viabilidad de los embriones
Hasta ahora, los métodos para la detección de anomalías cromosómicas que se utilizaban en el laboratorio no lograban mejorar la tasa de implantación de los embriones de forma tan significativa. Sin embargo, las pruebas de detección de aneuploidías con arrays CGH permiten el análisis de los 23 pares cromosómicos y por ello son herramientas muy útiles para evaluar la viabilidad de los embriones previa a la realización de la transferencia al útero materno.
El estudio analizó los resultados obtenidos en dos grupos: el grupo de control, en el que se realizó la transferencia del blastocisto sin analizar y el grupo CCS, en el que se realizó un análisis previo de las posibles anomalías que presentaban los embriones. “En nuestra investigación conseguimos detectar un 81% de embriones anormales en el grupo CCS, lo que refleja la importancia de este análisis previo a la transferencia. Las pruebas de detección de aneuploidías son herramientas útiles a partir de las que evaluamos la viabilidad de los embriones en edad materna avanzada y en otras indicaciones en casos de parejas infértiles. Con este screening cromosómico los resultados clínicos que se obtienen y el tiempo hasta la consecución del embarazo podrían ser, por tanto, mejorados”, comenta Rubio.
Además, en el estudio se demuestra que las tasas de implantación son mayores cuando se analizan los embriones mediante la técnica CCS (57,4% frente a 18,6% en la transferencia normal del blastocisto).
Relación entre desarrollo embrionario y tipo de aneuploidía
La morfología y la viabilidad de los embriones están influenciadas por la situación cromosómica. Sin embargo, hasta ahora todos los estudios publicados en relación a esta afirmación han estado realizados con FISH, una técnica de diagnóstico genético preimplantacional (DGP) que permitía el análisis de un número reducido de cromosomas.
Según los investigadores del estudio Is embryo score correlated with aneuploidy type?, ahora, mediante arrays CGH, una tecnología con la que se examinan los 23 pares de cromosomas del futuro bebé, es posible descartar aneuploidías antes de que se produzca la implantación para transferir únicamente los embriones sanos.
“Algunas anomalías como las trisomías son capaces de evolucionar a estadios de desarrollo del embrión muy avanzados e, incluso, llegar a nacer. Por ello, aunque hay una clara relación entre la calidad del blastocisto y la aneuploidía, es recomendable analizar cromosómicamente el embrión mediante la novedosa técnica de arrays CGH, para evitar la implantación de este tipo de embriones”, concluye Marta Ariza, bióloga de IVI Madrid.