- En España, un 30% de la población es fumadora, lo cual repercutirá negativamente en la fertilidad natural de la sociedad
- Los efectos del tabaco y de la obesidad se extienden a la descendencia, incluso en generaciones futuras
VIGO, 16 DE ABRIL DE 2015
“La disminución progresiva de la fertilidad es evidente. Esta situación no solo se debe al retraso en la edad de la mujer para lograr el primer embarazo, sino también a los efectos que el estilo de vida actual ocasiona en la fertilidad, incidiendo negativamente en la probabilidad de gestar y tener un hijo sano. De ahí la importancia de tratar temas como los hábitos de alimentación, el sedentarismo, la obesidad o el tabaquismo, los cuales se abordarán en el presente curso para intentar esclarecer las mejores pautas a adoptar para afrontar esta realidad”, explica el Dr. Elkin Muñoz, director de IVI Vigo y organizador de la jornada.
En este X Curso de actualidad en factores ambientales y estilos de vida en Ginecología y Obstetricia y técnicas de reproducción asistida, se ha puesto de manifiesto la importancia de ciertos hábitos a la hora de lograr un embarazo. Entre ellos, se ha podido conocer que las mujeres que fuman más de 10 cigarrillos diarios ven reducidas hasta en un 50% las probabilidades de lograr un embarazo. “A esta situación se suman otros efectos que provoca el consumo de tabaco, como un aumento del riesgo de aneuploidías –alteraciones cromosómicas que pueden ocasionar enfermedades genéticas en el feto-, un aumento en las tasas de aborto, e incluso de gestaciones ectópicas”, apunta el Dr. Muñoz.
De acuerdo con la OMS, en Europa, el porcentaje de mujeres fumadoras crece progresivamente, llegando a alcanzar en España a un 24% de la población femenina. Este hábito, en muchos casos, repercutirá negativamente en la fertilidad natural y ocasionará peores resultados en los tratamientos reproductivos, afectando la reserva ovárica, la respuesta ovárica a la estimulación y la receptividad uterina.
“La implantación embrionaria requiere un endometrio adecuado para que el embrión en estadio de blastocisto se fije y pueda continuar su desarrollo intrauterino. Los diferentes compuestos del tabaco, tales como el benzopireno, el cadmio y la nicotina están implicados en mecanismos que pueden comprometer la implantación embrionaria”, comenta la Dra. Susana Portela, ginecóloga de IVI Vigo.
Además, el tabaquismo puede afectar de igual modo a la fertilidad masculina, ocasionando una disminución y alteración tanto en la cantidad como en la calidad seminal o un aumento del estrés oxidativo, ligado directamente a problemas de infertilidad.
“Se estima que el 30% de la población española fuma, una cifra que evidencia la importancia de concienciar a la sociedad de los riesgos asociados al consumo de tabaco, no solo sobre la salud de quienes fuman, sino sobre la de quienes les rodean. No olvidemos que el tabaquismo puede afectar incluso a la descendencia, generando en su salud problemas que les pueden acompañar el resto de sus vidas”, añade la Dra. Portela.
Entre un 20-40% de las mujeres embarazadas son obesas
Este encuentro anual, considerado de interés sanitario, ha reunido a más de 100 profesionales médicos. En él, además del tabaquismo, se han abordado los efectos que la obesidad puede tener sobre la salud reproductiva masculina y femenina. De hecho, la prevalencia mundial de esta enfermedad ha aumentado en las últimas décadas, convirtiéndose en nuestros días en un problema de salud de primera magnitud en las sociedades modernas, en las culturas occidentales y en los países desarrollados.
En la mujer, la obesidad puede perjudicar sus ovocitos, el proceso de implantación de los embriones, e incluso el transcurso del embarazo, potenciando en gran medida el riesgo de aborto.
En palabras del Dr. Agustín Ballesteros, director de IVI Barcelona, “entre un 20-40% de las mujeres embarazadas son obesas o alcanzan un exceso de peso en el embarazo, según muestra un estudio que realizamos durante 2012 entre más de 9.000 pacientes de las clínicas IVI”.
La obesidad femenina también tiene consecuencias a corto y largo plazo sobre la descendencia, ya que ha demostrado ser un factor de riesgo importante de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, el síndrome metabólico y la diabetes. Y es que la alteración de la función metabólica fetal inducida por la obesidad, a través de mecanismos epigenéticos –factores no genéticos que intervienen en el desarrollo del feto-, podría tener un efecto intergeneracional y perpetuar la obesidad en la próxima generación.
En el caso del hombre, se ha comprobado una disminución en la calidad del semen que se extiende en proporción al aumento progresivo de la obesidad.
“Diversos estudios muestran la relación entre obesidad infantil e infertilidad masculina, además del efecto transgeneracional que, al igual que sucede en el caso de la mujer, presenta la obesidad paterna, afectando de esta forma a las diferentes generaciones de su descendencia”, apunta el Dr. Nicolás Garrido, director del laboratorio de Andrología de IVI Valencia.
Por tanto, los expertos concluyen que la reducción de peso antes del embarazo es la mejor medida aislada para mejorar el resultado de la gestación.