•El incremento de la edad de las pacientes españolas y la demanda europea de tratamientos de infertilidad en España, son la primera causa de esta realidad
•La tasa de gestación de este tipo de tratamientos se sitúa en un 67%
•El parecido físico es una de las mayores procupaciones de las receptoras
MADRID, 2 DE MAYO DE 2014
Cada vez son más las mujeres que deciden ser madres una vez superados los 40 años. Muchas de ellas, debido a la pérdida de la calidad ovocitaria, se ven obligadas a hacer uso de óvulos de donante para lograr el embarazo. Uno de cada tres tratamientos que realiza el Grupo IVI es con óvulos donados (ovodonación), habiendo alcanzado en 2013 los 6.153 tratamientos, lo que supone un aumento de un 22% en el último lustro.
Otro perfil de paciente que requiere donación de óvulos es el de las mujeres europeas que acuden a las clínicas españolas por cuestiones legales y de prestigio de la reproducción asistida en nuestro país. “Cerca del 25% de las pacientes de IVI son extranjeras (en su mayoría europeas) y, de ellas, el 35% se realiza un tratamiento de ovodonación, bien porque en su país no está permitida esta modalidad o bien porque confía en una medicina reproductiva española eficiente, donde afrontar este tratamiento con normalidad y éxito”, explica el doctor Antonio Requena, director médico de IVI.
Actualmente se calcula que entre el 12% y el 18% de los niños nacidos en los hospitales españoles son fruto de técnicas de reproducción asistida. “En IVI ya son más de 55.000 los bebés que han nacido con la ayuda de las diferentes técnicas de reproducción asistida que ofrecemos en nuestras clínicas, dando así la oportunidad de ser padres a las parejas y mujeres sin pareja masculina que tienen algún problema de fertilidad. De todos los tratamientos de reproducción, la fecundación in vitro con óvulos de donante es el más exitoso ya que su tasa de gestación alcanza el 67%”, comenta el doctor Requena.
El perfil de la receptora
Mujer, mayor de 40 años, independiente y con trabajo estable, es el perfil de las pacientes que desean ser madres pero que han tenido que esperar a dar el paso por diferentes circunstancias de su vida. “A pesar de encontrarse en su momento de plenitud, la naturaleza en estos casos no refleja lo mismo. Los óvulos son finitos y con el paso de los años vamos perdiendo calidad, lo que hace más difícil llegar al embarazo. La donación de óvulos juega entonces un papel fundamental y por eso es importante que se proponga como alternativa cuando hay un problema de fertilidad, siempre siendo coordinada por un equipo multidisciplinar en el que el psicólogo juega un papel importante, ya que responde y da apoyo a todas las dudas y sentimientos que puedan surgir antes, durante y tras el tratamiento”, explica Pilar Dolz, psicóloga de IVI.
El proceso de donación, así como la futura maternidad, deben manejarse adecuadamente desde el punto de vista emocional. Aceptar ser madre con un óvulo de otra mujer puede ser un trance complicado para la paciente, ya que es frecuente que ésta se pregunte acerca del parecido físico, gestual y psicológico del niño, o cómo contar a la familia y amigos –y en el futuro a los hijos- que fueron concebidos con los gametos de otra mujer.
“Afrontar este tipo de tratamientos desde el inicio con normalidad ayuda a una mayor aceptación por parte del entorno de nuestras pacientes. No debemos olvidar que la ovodonación es un tratamiento como otro cualquiera y que tiene como objetivo ayudar a ser madres a las mujeres que no lo pueden lograr con sus propios óvulos. Al margen de la procedencia de los gametos, lo importante es el sentimiento de maternidad/paternidad que nace desde el momento en que implanta el embrión en el útero de la receptora y que tiene implicaciones mucho más fuertes que las procedentes de la carga genética de los donantes”, argumenta la psicóloga.
En la selección de la donante de óvulos siempre se tienen en cuenta las características físicas de la madre y/o de la pareja, aunque en ocasiones los hijos biológicos de una pareja presentan menos parecido físico que el adquirido mediante la convivencia con sus padres. “Ser padre significa criar y educar; el vínculo y la calidad de la relación es lo que convierte a los progenitores en padres. No se trata de una cuestión puramente física, ya que al mismo tiempo que se construye lo físico se construye también el vínculo de parentesco”, explica la psicóloga.
La gran preocupación: el parecido físico
En los últimos años, científicos de IVI han estudiado cómo las moléculas secretadas por el endometrio de la madre pueden modificar al embrión e influir en sus futuros rasgos físicos e incluso psicológicos. La ciencia que estudia todos estos procesos se llama epigenética, y se basa en los factores no genéticos que intervienen en el desarrollo de un organismo, modificando la actividad del ADN sin alterar su secuencia.
Según Felipe Vilella, investigador de la Fundación IVI, “la epigenética parece demostrar que el ambiente uterino influye en gran medida en el desarrollo del feto, lo que haría que éste tenga un importante parecido físico a sus padres, y no solo la heredada en la carga genética del óvulo donado”. Esto abre nuevas vías de investigación científica que podrían acabar con muchos de los tabúes que tienen las pacientes a la hora de aceptar un tratamiento de fecundación in vitro con óvulos donados.