- Se trata de una herramienta de optimización embrionaria que permite mejorar los resultados reproductivos de los pacientes en sus tratamientos
- El estudio ha sido presentado y premiado recientemente en el XI Congreso de la ASEBIR, celebrado en Toledo
VALENCIA, 9 DE FEBRERO DE 2022
Los embriones y todo el proceso que estos siguen hasta implantar en el útero materno es una cuestión que ha suscitado un importante interés en los últimos años, tanto en el ámbito científico como social. Así, mediante sistemas Time-Lapse, se ha observado que aproximandamente el 20% de los embriones colapsan durante su desarrollo embrionario. Esto implica la separación de más de la mitad de las células del trofoectodermo de la zona pelúcida, lo cual reduce de manera significativa su potencial de implantación.
“La zona pelúcida es como una cáscara, una barrera protectora que tiene el embrión y que está formada de proteínas y azúcares. Es elástica y moldeable, lo cual le permite adaptarse al crecimiento del embrión. Sería algo similar a la cáscara de un huevo que, a medida que crece el embrión, va quebrantándose para dejarle salir. El trofoectodermo, por su parte, es el grupo de células que llegan al endometrio y lo invaden, dando así lugar a la placenta. Realmente el trofoectodermo forma gran parte de la estructura del blastocisto, que crece hasta acabar rompiendo la zona pelúcida, como hemos apuntado”, explica el doctor Marcos Meseguer, embriólogo y supervisor científico de IVI.
En este contexto, surge el estudio “La eclosión asistida como alternativa para la mejora de los resultados en blastocistos con colapso espontáneo evaluado mediante sistema time-lapse”, dirigido por el Dr. Meseguer, presentado y premiado recientemente en el XI Congreso ASEBIR (Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción), celebrado en Toledo.
“Se trata de un estudio que muestra un incremento significativo en cuanto a las tasas de gestación en el grupo de embriones colapsados durante su desarrollo a los que se realiza una eclosión asistida (Assisted Hatching –AH, por sus siglas en inglés-) tras desvitrificarlos, pasando de un 48% a un 60%. Esto iguala sus posibilidades de éxito al resto de embriones que no colapsan durante su desarrollo. Gracias a los incubadores Time-Lapse y a la Inteligencia Artificial podemos detectar de manera automática y precisa este fenómeno de colapso. Esta teconología es necesaria para poder identificar estos embriones con menor potencial reproductivo”, comenta el Dr. Meseguer.
El AH se realizó mediante láser, eliminando un cuarto de la zona pelúcida del embrión, cuyo objetivo es demostrar que la disminución de la implantación de los embriones colapsados puede ser mejorada o revertida mediante esta eclosión asistida en embriones desvitrificados para su transferencia.
“A pesar del efecto nocivo del colapso en el potencial reproductivo del embrión, el AH nos ayuda a optimizar el potencial reproductivo del embrión, por lo que se perfila como una técnica a incorporar en la rutina de los laboratorios de fecundación in vitro (FIV) para mejorar las tasas de gestación e implantación, mejorando en última instancia los resultados de los pacientes en sus procesos de reproducción asistida”, concluye el Dr. Meseguer.