- Un estudio sobre Inmunología, empleada en Reproducción Asistida y llevado a cabo, entre otros, por la Dra. Diana Alecsandru, de IVI Madrid, será presentado en el 7th International IVI Congress
- Dicho estudio revela la importancia de alinear inmunológicamente a todos los protagonistas presentes en tratamientos de ovodonación
- Las conclusiones de la investigación realizada por IVI permiten minimizar adversidades que en ocasiones aparecen al unir gametos de pacientes incompatibles genéticamente
BILBAO, 13 DE MAYO DE 2017
Uno de los rasgos definitorios de la raza humana, por encima de cualquier otra, es su capacidad de adaptación. La evolución, la mejora de la especie y la lucha contra las adversidades… para perdurar en el tiempo y en el universo. Cuántas veces se ha escuchado aquello de “el cuerpo humano es muy inteligente”. Hoy, mediante la Inmunología, una de las áreas de la Medicina más vanguardistas, IVI tiene la oportunidad de ratificar un poco más esta aseveración ancestral.
Fallos de implantación, abortos recurrentes y pre-eclampsia son algunas de las complicaciones, a veces sin respuesta, en tratamientos de ovodonación, cuyo origen, en muchos casos, es inmunológico. IVI, tras más de dos años de investigación, ha tenido la oportunidad de presentar en primicia un estudio en el marco del 7th International IVI Congress de Bilbao.
La investigación, llevada a cabo, entre otros, por la Dra. Diana Alecsandru, inmunóloga de IVI Madrid, ha consistido en un estudio, con una muestra de 204 pacientes, en el que se han identificado y clasificado todos los factores inmunológicos que pueden interferir en un tratamiento de ovodonación (madre, pareja, donante, hijos nacidos previamente, tejido de aborto si lo ha habido, etc.).
A nivel uterino, todas las mujeres disponen de determinadas células con unos receptores llamados KIR; entre estos existen tres grandes grupos genéticos (KIR AA, KIR AB y KIR BB). Estos receptores son los encargados de reconocer la parte ajena del embrión. En una reproducción asistida con óvulos propios y en una reproducción natural, estos receptores solamente identifican una parte ajena, es decir, la paterna. En cambio, en tratamientos de ovodonación se reconocen dos partes ajenas, la paterna y la de la donante, pudiendo aumentar el número de partes no reconocidas, si se habla de la transferencia de más de un embrión.
Todos los seres humanos disponemos de unos antígenos en las células denominados HLA-C, que se dividen en dos grandes grupos HLA-C1 y HLA-C2. Una denominación genética parecida a la que se puede dar, por ejemplo, entre los diferentes grupos sanguíneos, pero que ha sido descubierta recientemente. El estudio realizado por la Dra. Diana Alecsandru desvela, entre otros, que la unión de receptores KIR AA con antígenos HLA-C2 es una combinación de riesgo para la raza humana en todo el mundo.
Ahí es donde retomamos el comentario “el cuerpo humano es muy inteligente” para constatar que, en tratamientos de ovodonación, cuando a una mujer con receptores KIR AA (entre el 30 y el 40 por cien de las mujeres europeas presentan este tipo concreto de receptores) se le transfiere un embrión con antígenos HLA-C2, las probabilidades de aborto, fallo de implantación y otras complicaciones se disparan. Es decir, el útero de la mujer que recibe el embrión se manifiesta adversamente cuando detecta que hay células ajenas en ese embrión transferido, que además no son compatibles con su carga genética.
La importancia del estudio de la Dra. Alecsandru y las conclusiones residen principalmente en dos puntos. En primer lugar, la importancia de realizar una clasificación de los KIR y HLA-C tanto de la madre como del padre y de la donante. Mediante un sencillo análisis de sangre se realizará la denominación genética de cada uno de los protagonistas. Esa clasificación permitirá conocer las compatibilidades o no entre ellos, para poder elegir siempre a la donante más adecuada y alinear a todos los protagonistas.
En segundo lugar, la importancia de apostar, en tratamientos de ovodonación, por la transferencia de un solo embrión, para que el útero de la madre reconozca el menor número de elementos ajenos y exista mayor probabilidad de aumentar la tasa de embarazo y de tener un bebé sano. Aunque los resultados del estudio proceden de Madrid, gradualmente IVI está implementando estas conclusiones en todos sus centros (de momento solo en pacientes con patologías de la gestación como abortos recurrentes, fallos de implantación recurrentes, pre-eclampsia, etc.) para seguir ofreciendo a sus pacientes las mejores técnicas y las mayores probabilidades de tener un embarazo seguro y un bebé sano.
Según la Dra. Alecsandru, “con estos estudios estamos comprobando la importancia de testar a la donante por sus características inmunológicas. Es muy importante no transferir óvulos de cualquier donante, sino elegirla adecuadamente, no solo por compatibilidades como puedan ser el color de ojos, o el grupo sanguíneo, que son algunos de los factores que se miran hoy en día, sino por sus características inmunológicas. El fin último es controlar que la donante sea compatible con la receptora, para que el embarazo vaya a término del mejor modo posible. Además, es recomendable transferir un solo embrión, para que el útero materno no se vea obligado a reconocer demasiados elementos externos”.