- IVI muestra la efectividad del triaje previo en pacientes: Tras analizar 1.549 mujeres, solo 11 (0,7%) resultaron positivas para IgM. El porcentaje positivo en PCR fue aún más bajo: menos de un 0,1%.
- Los resultados preliminares del primer estudio sobre los aspectos psicológicos ligados al COVID-19 muestra que la ansiedad de las pacientes aumenta un 32% a causa de la pandemia y el 41% ha visto afectado su estado emocional
VALENCIA, 18 DE JUNIO DE 2020
En una realidad que apunta a una progresiva desaceleración de la curva de contagios por COVID-19 y en miras hacia esa “nueva normalidad”, urge situar el foco en una de las muchas consecuencias de la pandemia a nivel económico, político y social: el inevitable descenso de la natalidad en España. Y es que, según el INE, España es uno de los países de la Unión Europea con menor tasa de natalidad, cuyo descenso asciende ya al 30% en la última década.
Ante esta situación, el pasado 27 de abril, IVI reabrió sus puertas para seguir atendiendo la demanda de las mujeres y parejas en tratamiento reproductivo o con necesidad de iniciarlo, muchos de los cuales no pueden demorar sus procesos ilimitadamente –infertilidad y tiempo hacen mala combinación-. Eso sí, bajo una clara premisa: la seguridad de sus empleados y pacientes.
“Para salvaguardar la seguridad de nuestros pacientes y trabajadores de los centros, contactábamos previamente con los pacientes comunicándoles que si tenían algún síntoma compatible con COVID-19 o habían estado en contacto directo con algún enfermo, no viniesen al centro y un médico contactaría con ellos. Hecho este primer triaje, se les realizaban pruebas serológicas al inicio del tratamiento, descartando aquellos pacientes con IgM positiva al significar que tenían enfermedad activa. Además, realizamos PCR previo a la extracción de ovocitos, transfer de embriones o inseminación”, explica el doctor Antonio Requena, director médico de IVI.
Tras analizar 1.549 mujeres, solo 11 (0,7%) resultaron positivas para IgM. El porcentaje positivo en PCR fue aún más bajo: menos de un 0.1%.
Basado en estos resultados previos, IVI ha decidido, en paralelo a la entrada en fase 3 de sus centros, centrarse únicamente en el triaje de los pacientes, en vista de su efectividad, paralizando así la realización de pruebas serológicas o PCR. Además, seguirá manteniendo escrupulosamente el resto de medidas de prevención social en todos sus centros para garantizar la seguridad de todos sus procesos.
“Lo cierto es que la respuesta de nuestros pacientes está siendo muy positiva, lo cual demuestra la confianza que todos ellos depositan en nuestros profesionales y las técnicas y tratamientos que les ofrecemos. Y, dado que la OMS no se ha pronunciado respecto a la concepción natural, entendemos que en materia reproductiva es responsabilidad nuestra seguir ayudando a frenar los problemas asociados a una enfermedad como la esterilidad y los pacientes que la padecen, siempre extremando las medidas de prevención, seguridad e higiene oportunas”, concluye el Dr. Requena.
El 41% de los pacientes de IVI ha visto afectado su estado emocional a causa del COVID-19
La reproducción asistida es ya de por sí un ámbito delicado donde las emociones, como angustia, incertidumbre, tristeza, culpa o frustración acompañan a lo largo del proceso a los pacientes. En la situación actual, donde la pandemia ha trastocado todos los aspectos de la vida en todas sus esferas, las mujeres y parejas que se enfrentan a problemas reproductivos con la esperanza de poder ser padres con ayuda de la ciencia han visto afectados sus planes e ilusiones a corto y medio plazo por una realidad que les ha obligado a detener o posponer sus tratamientos de reproducción asistida.
Ante la falta de información respecto a la incidencia del COVID-19 en el ámbito reproductivo, y dada la ansiedad social que esto empezó a suscitar, IVI ha realizado la primera investigación sobre los aspectos psicológicos para analizar la respuesta emocional asociada a la suspensión de los tratamientos y los efectos generales del COVID-19.
Los resultados preliminares reflejan principalmente que la ansiedad en estas pacientes ha aumentado un 32% en comparación con tiempos anteriores y que el 41% ha visto afectado su estado emocional.
“Abordar el impacto emocional en pacientes que realizan tratamientos de reproducción asistida es de suma importancia, ya que, tanto los factores psicosociales relacionados con el estrés, como un estado de ánimo hostil y altos niveles de ansiedad afectan negativamente al resultado de los tratamientos. Se cree que el estrés impacta en la fertilidad, pues puede desempeñar un rol importante durante el primer trimestre de embarazo y generar una pérdida gestacional temprana. Las hormonas vinculadas al estrés, como por ejemplo el cortisol, pueden afectar la circulación uterina, la implantación embrionaria y la función de la placenta”, comenta el doctor Agustín Ballesteros, director de IVI Barcelona y uno de los autores de este estudio.
Dicha investigación ha estado encabezada por la Dra. Diana Guerra, responsable de la Unidad de Apoyo Psicológico de IVI Barcelona, el Dr. Ballesteros, el Dr. Fernando Neuspiller, director de IVI Buenos Aires y la Lic. María Villamil, responsable de la Unidad de Psicología del mismo centro. Así mismo, ha contado con la colaboración de las clínicas IVI Buenos Aires, Santiago de Chile, Madrid, Bilbao, Pamplona, Ibiza, Mallorca y Lisboa.
Se trata de un estudio prospectivo observacional y transversal, en el que se ha realizado una encuesta vía correo electrónico a 400 pacientes que se vieron obligadas a postergar sus tratamientos a causa del cierre de los centros por el COVID-19.
En relación a los miedos vinculados con el embarazo, el 64,4% de las pacientes respondió no creer que el COVID-19 pueda afectar a su bebé. El 83,8% contestó no creer que, si consigue gestación, pueda tener más riesgo de contagiarse. Mientras que un 57,5% de las pacientes no cree que el COVID-19 pueda afectar al embarazo.
Este estudio es producto del enfoque centrado en el paciente, una filosofía de este grupo dedicado a la reproducción asistida desde hace más de 30 años. Para brindar las herramientas adecuadas y acompañamiento personalizado resulta necesario conocer cómo está afectando la actual situación a las pacientes.
“Obtener información de los miedos y dificultades que estas pacientes expresaron en la encuesta brindará a los profesionales una guía para centrarse en mejorar y resolver la ansiedad manifestada, con el fin de que puedan seguir los tratamientos ya iniciados”, apunta la Dra. Guerra.
Por su parte, las intervenciones psicológicas reducen el estrés y pueden ayudar a mejorar los resultados reproductivos. “Se ha demostrado que los tratamientos de tipo cognitivo conductual para el manejo de las dificultades emocionales que manifiestan estos pacientes son los más adecuados, disminuyen el porcentaje de abandono, al tiempo que mejoran las tasas de embarazo”, concluye la Dra. Guerra.