La mejor edad para que una mujer sea madre es antes de los 35 años, cuando la producción de ovocitos empieza a disminuir seriamente. Pero ¿cómo vive su maternidad una mujer que responde al feo pero real término ‘madre añosa’? ¿Disfruta de su maternidad como si hubiera tenido descendencia antes?
Un estudio publicado recientemente en ‘Human Reproduction’, una de las revistas líderes en el campo de la fertilidad, ha pretendido averiguar precisamente cómo se sienten las madres y padres que superan los 40 años en el momento de tener descendencia. Las madres tardías hace tiempo que no son casos aislados, como lo demuestran los datos del Instituto Nacional de Estadística, que fija en 31,3 años la edad media en que las españolas dan a luz su primer (y en muchos casos, único) hijo.
La conclusión del estudio es que aunque la mayoría de los padres hubiera deseado adelantar entre cinco y 10 años la edad en la que tuvieron un hijo, consideran que hacerlo a partir de los 40 viene con varias ventajas. Los resultados de la encuesta, realizada a 46 parejas y 15 madres solteras que fueron madres con cuatro décadas de vida a sus espaldas, dejan claro que:
– La paternidad tardía implica que los progenitores tienen ya una carrera profesional establecida, lo que elimina el riesgo de que los hijos sean un obstáculo para el desarrollo laboral. Además, ello viene acompañado de una seguridad económica y una mayor facilidad para acogerse a jornadas laborales flexibles.
– La preparación emocional para la paternidad es mejor cuando ya se tienen ciertos años. Adiós a las inseguridades, a las dudas y otros problemas asociados a la gestación de hijos en edades más tempranas. A pesar de eso, los padres y madres participantes en la encuesta reconocen ciertas desventajas:
– La paternidad tardía es biológicamente más difícil, lo que hace que un porcentaje elevado de parejas tuviera que recurrir a las técnicas de reproducción asistida, muchos de ellos sin esperárselo.
– Ampliar la familia es difícil cuando se tiene el primer hijo después de los 40.
– La energía no es la misma a los 20 que a los 40 y es inevitable pensar que los padres se perderán un mayor porcentaje de la vida adulta de sus hijos que si los hubieran tenido antes. En definitiva, la experiencia de la paternidad más tarde de los 40 ofrece muchas ventajas a los padres que, no obstante, hubieran adelantado algo su edad.