Noelia Rodríguez, 40 años. Abogada.
“Hace 10 años decidí emprender mi carrera profesional y montar mi propio despacho. Tengo claro que no hubiera tenido un hijo antes de los 35 años, edad a la que según afirman los expertos, la fertilidad de la mujer comienza a decaer. Para mí, en ese momento, era prioritaria mi trayectoria profesional, la cual me exigía muchas horas de trabajo”, explica esta abogada valenciana.
Hace dos años, Noelia descubrió la existencia del tratamiento de vitrificación de ovocitos y se lanzó sin pensarlo a la aventura de preservar todos los ovocitos posibles y guardar así una opción para ser madre en un futuro.
“Empecé a sentir con intensidad el tic-tac de mi reloj biológico. Entonces, la vitrificación parecía perfilarse como la opción idónea, ya que no tenía pareja y tampoco me apetecía ser madre a muy corto plazo, por lo que decidí acudir a un centro de reproducción asistida en el que me hablaron en un primer momento de ‘congelar’ ovocitos. Yo sabía que no era la mejor opción para conservar mis gametos con la máxima calidad, por lo que finalmente fui a parar a IVI Valencia”, añade Noelia.
Ella es consciente de que no tiene tantas posibilidades como cuando se es más joven, pero a sus 40 años y tras dos ciclos de estimulación, son 9 los ovocitos que permanecen vitrificados, en el banco de óvulos de IVI, hasta que la abogada decida hacer uso de ellos para lograr un embarazo.
“Personalmente, prefiero esperar a ser madre cuando tenga pareja, pero soy consciente de que hay un límite de edad para lograr un embarazo que no quiero superar, por lo que a medio plazo sí que me planteo incluso la maternidad en solitario. Con pareja o sin pareja, al menos tengo la tranquilidad de poder disponer de mis gametos con la edad con la que los criopreservé, una alternativa que considero debería conocerse más extensamente, ya que existe una falta de información a este respecto”, concluye Noelia.
En los últimos 5 años, más de 700 mujeres han vitrificado sus óvulos por motivos sociales en alguna de las clínicas del Grupo IVI, aunque ha sido en el último año en el que se ha experimentado un mayor incremento. Esto se debe fundamentalmente al conocimiento cada vez mayor de este tratamiento como opción para postergar la maternidad, unido a los cambios sociales que están teniendo lugar en los últimos años y que repercuten de forma directa en la edad de la mujer para tener su primer hijo. Como resultado, vemos que en 2013 más de 300 mujeres preservaron su fertilidad por motivos no médicos, casi un 130% más que en 2012, una tendencia en auge que encuentra justificación en la evolución del perfil social de las pacientes de reproducción asistida.
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