Desde que se inicia el desarrollo de los bebés en el útero materno, comienzan a aparecer los primeros óvulos. Nada más nacer, las niñas ya cuentan con alrededor de uno o dos millones de óvulos, una reserva ovárica que irá descendiendo hasta la llegada de la menopausia, momento en el que la vida reproductiva llega a su fin. En cada ovulación podemos desarrollar entre 10 y 15 óvulos, aunque solo uno será el que madurará y saldrá a la trompa de Falopio correspondiente para poder ser fecundado.
Uno de los factores más influyentes en la reserva ovárica baja es la edad, ya que existe una relación inversamente proporcional entre la edad de la mujer y el número y calidad de sus óvulos. Además, otros factores externos como el tabaco, la vida sedentaria o una mala alimentación pueden influir en el mantenimiento de la reserva ovárica.
Sin embargo, aunque existe la creencia de que tras largos periodos de tratamiento con anticonceptivos hormonales orales (píldora anticonceptiva) puede disminuir la fertilidad, no hay evidencia científica de que así sea, por lo que no se puede afirmar que haya una relación directa entre ellos.
A causa de la difícil situación económica y laboral, muchas mujeres deciden retrasar el momento de la maternidad hasta pasados los 30 años para poder progresar en su carrera. Esto, unido a la toma de anticonceptivos a largo plazo, puede ocasionar una mayor dificultad a la hora de tratar de concebir un bebé, ya que se interrumpiría el tratamiento en una edad más tardía en la que la fertilidad habría comenzado a disminuir de manera natural y, por tanto, será más complicado lograr un embarazo.