{"id":2534,"date":"2015-12-11T09:38:23","date_gmt":"2015-12-11T08:38:23","guid":{"rendered":"http:\/\/blog.ivi.es\/?p=2534"},"modified":"2022-04-12T17:30:09","modified_gmt":"2022-04-12T15:30:09","slug":"carta-de-una-paciente-de-ovodonacion","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/ivi.es\/blog\/carta-de-una-paciente-de-ovodonacion\/","title":{"rendered":"Carta de una paciente de Ovodonaci\u00f3n"},"content":{"rendered":"

Hoy queremos compartir con vosotr@s una carta muy especial, escrita por una paciente de Ovodonaci\u00f3n<\/a><\/strong>. En ella se plasman los sentimientos m\u00e1s puros de una mujer con un sue\u00f1o y muchas dificultades y miedos para hacerlo realidad. Una luchadora que hoy disfruta del mejor de los regalos,\u00a0su beb\u00e9:<\/p>\n

Tengo un hijo precioso, su sonrisa ilumina mi alma, sus caricias son mi consuelo, su existencia, mi felicidad. He querido empezar por el final porque el final es mi principio. Desnudar el alma es complicado. Supone hacer llegar la luz a rincones que mantenemos a oscuras porque recordar su existencia nos hace mucho da\u00f1o. Estas palabras que ahora escribo son para m\u00ed un b\u00e1lsamo y me gustar\u00eda que tambi\u00e9n lo fueran para todas aquellas personas que ahora est\u00e1n donde yo estuve.<\/p>\n

La primera piedra del camino<\/h2>\n

Hac\u00eda fr\u00edo, era una tarde g\u00e9lida de diciembre. Arropados por nuestra ignorancia y nuestra ilusi\u00f3n, fuimos a recoger los resultados de las \u00faltimas pruebas m\u00e9dicas. El resumen de lo que all\u00ed nos contaron es muy similar al que alg\u00fan d\u00eda han escuchado y sufrido tantas y tantas parejas, poco importa el motivo cuando la realidad es la misma: la dificultad para ser padres<\/strong>.<\/p>\n

Sal\u00ed a la calle desconcertada, desorientada, siendo la maldita protagonista de una pel\u00edcula que me negaba a protagonizar. Aquel abismo que se abr\u00eda ante mis ojos era desconocido, fr\u00edo, como una realidad que a\u00fan no era m\u00eda. Tardar\u00eda muchos meses en aceptar que aquella era mi nueva vida, mi nueva y dolorosa verdad.<\/p>\n

Sin haberme parado a pensar en todo lo que supon\u00eda aquello decid\u00ed ponerle soluci\u00f3n. Lleg\u00f3 entonces el primero de los intentos. La primera opci\u00f3n, muy muy complicada fue intentarlo con mis propios \u00f3vulos. \u00a1Est\u00e1bamos tan ilusionados! Sab\u00eda que iba a ser dif\u00edcil, pero me encontraba fuerte, aunque no lo suficiente. Cuando supimos que el primer tratamiento no hab\u00eda salido bien me hund\u00ed, m\u00e1s de lo que jam\u00e1s podr\u00eda imaginar<\/strong>.<\/p>\n

Fue una decepci\u00f3n tan grande que actuaba sin dolor, ajena a mis propios sentimientos, sin aceptar que necesitaba madurar todo lo que me hab\u00eda ocurrido desde que supe que iba a ser muy complicado ser madre<\/strong>.<\/p>\n

Dicen que el cuerpo es sabio, pero el alma lo es todav\u00eda m\u00e1s. En esos primeros meses despu\u00e9s del primer tratamiento actu\u00e9 de forma casi matem\u00e1tica, con la frialdad de alguien que cura un dolor que le es ajeno y cuando menos lo esperaba me derrumb\u00e9. Me ca\u00ed, sin red, y salieron a flote toda la pena y toda la rabia que, sin saberlo, llevaba meses guardando en uno de esos rincones sin luz que todos tenemos dentro.<\/p>\n

Primero lleg\u00f3 la rabia, el odio, la rebeld\u00eda, los pensamientos da\u00f1inos, que no me llevaban a ninguna parte, solo a hacerme a\u00fan m\u00e1s da\u00f1o, que me causaban un dolor intenso y paralizante. Luego llegaron las l\u00e1grimas, un mar de l\u00e1grimas que lo inund\u00f3 todo: mi propio yo, mi vida en pareja, mi familia, mi trabajo, mis amigos\u2026Constru\u00ed con la sal de esas l\u00e1grimas un caparaz\u00f3n, una concha dura y amarga que me fue aislando de todo y de todos. Estaba bien ah\u00ed, no quer\u00eda salir, porque pensar en lo que hab\u00eda fuera me hac\u00eda vulnerable, me hab\u00eda conformado con mi triste verdad. Aceptar\u00eda no tener hijos porque no me ve\u00eda con fuerzas para volver a intentarlo y que saliera mal. Daba igual, ya todo me daba igual.<\/p>\n

Pero el ser humano es grande, muy grande. Como un n\u00e1ufrago que se ahoga y se va hundiendo en el mar, yo toqu\u00e9 fondo y al hacerlo, cog\u00ed impulso y volv\u00ed poco a poco a la superficie. No estaba sola, nunca lo estuve<\/strong>: ten\u00eda a mi pareja, mi amor; a mi familia y a mis tres mosqueteros. Todos ellos, cada uno en su medida, han hecho posible que hoy me atreva a escribir estas letras. Entonces me di cuenta, el fondo de aquel mar no era mi sitio, no me gustaba estar all\u00ed. Romp\u00ed mi caparaz\u00f3n y comenc\u00e9 un nuevo camino porque supe que el que hab\u00eda tomado antes no ten\u00eda salida.<\/p>\n

 <\/p>\n

\n<\/a>\n<\/div>\n

 <\/p>\n

Un rayo de luz<\/h2>\n

El primer paso que di para abandonar mi cueva fue aceptar ayuda, comprender que sola no pod\u00eda con lo que me estaba ocurriendo<\/strong>. Eso, para una perfeccionista enfermiza no fue nada f\u00e1cil. No pod\u00eda entender c\u00f3mo a alguien como yo, que siempre ha vencido los retos que la vida me ha ido poniendo, le costara tanto superar lo que ahora me ocurr\u00eda: no podr\u00eda tener un hijo con mis \u00f3vulos, necesitar\u00eda recurrir a la donaci\u00f3n<\/a><\/strong>.<\/p>\n

Me llev\u00f3 varios meses acudir a la consulta de la psic\u00f3loga (mi \u00e1ngel de la guarda), llam\u00e9 a su puerta tras entender que nadie podr\u00eda ayudarme, ni mi marido, ni mi familia, ni mis amigos, porque aquella realidad donde yo estaba era ajena a todos ellos; porque en el punto en el que me encontraba necesitaba una mano experta que me ense\u00f1ara a andar por mi nuevo camino.<\/p>\n

Estar sentada all\u00ed nunca fue sencillo. En aquellas charlas me desahogaba, lloraba, me enfadaba con la vida, me asaltaban mil preguntas, aparentaba que ya lo entend\u00eda todo, me rend\u00eda y volv\u00eda a enfadarme,\u2026un torbellino de sentimientos que poco a poco fueron poni\u00e9ndose en su sitio, igual que llega la calma despu\u00e9s de un temporal. Igual que el cuerpo se apacigua despu\u00e9s de un gran esfuerzo.<\/p>\n

El sosiego fue acerc\u00e1ndose y acarici\u00f3 mi alma por primera vez cuando consegu\u00ed pensar en mi realidad de otro modo: no hab\u00eda nada vergonzoso en lo que me ocurr\u00eda<\/strong>. No hab\u00eda derrota, ni culpa, ni inferioridad, no ser\u00eda una madre de segunda porque aceptase el \u00f3vulo de otra chica. Hab\u00eda enfocado mal mi situaci\u00f3n, ese fue mi gran error. Yo era una mujer con muchas ganas de querer, de amar a un hijo que a\u00fan no hab\u00eda llegado<\/strong> (resulta complicado comprender que somos capaces de amar a quien todav\u00eda no existe, pero es as\u00ed). Yo solo quer\u00eda querer, quererle. Entonces comprend\u00ed que amar es algo tan grande, tan inmenso, tan dif\u00edcil de explicar que nada tiene que ver con la gen\u00e9tica, con la sangre, ni tan siquiera con engendrar o parir a un hijo. Amar es dar y vivir con la felicidad del otro y para eso no hay leyes, ni guiones que cumplir, ni caminos obligados que recorrer\u2026solo hay que amar. Yo llegar\u00eda a mi hijo con la donaci\u00f3n<\/a>\u00a0de otra mujer y eso para m\u00ed era un regalo<\/strong>. Cuando comprend\u00ed que la donaci\u00f3n era una oportunidad y no una soluci\u00f3n de segunda clase comenc\u00e9 a vivir, respir\u00e9 hondo y supe, entonces de verdad supe, que ya estaba preparada.<\/strong><\/p>\n

Desde la distancia y la felicidad de ver a mi hijo en la cuna, revisar lo que entonces sent\u00ed es raro, muy raro, porque ahora nada importan aquellas dudas, aquellas inseguridades, aquellas cuestiones que parec\u00edan sin respuesta. Ya no tienen el peso que entonces cre\u00ed.<\/p>\n

Ahora, con los ojos de mi hijo mir\u00e1ndome, con su mano en mi pecho o acariciando mi cara; ahora escuchando su respiraci\u00f3n mientras duerme, consolando su llanto, nada importa. Mi hijo es m\u00edo<\/strong>. Tan m\u00edo que m\u00edos son sus dolores, sus desvelos, sus risas y su llanto; m\u00edos ser\u00e1n sus temores, sus ilusiones, sus preocupaciones, su primer amor y sus desenga\u00f1os. Es m\u00eda su felicidad y m\u00edo el inmenso e inexplicable placer de acompa\u00f1arle en la vida. Porque ser madre, ser padres es eso: ense\u00f1ar a vivir, a disfrutar de los momentos buenos, a saber llevar los malos; ser madre es solo SER, no implica ning\u00fan verbo m\u00e1s.<\/p>\n

Como dije al principio, estas palabras nacen del coraz\u00f3n, con la intenci\u00f3n de poder ayudar a quien est\u00e1 como yo estuve. Llegar hasta aqu\u00ed no ha sido f\u00e1cil, pero he llegado, hemos llegado, porque este camino no lo he recorrido sola. He contado con mi gran amor, mi apoyo, quien ha escuchado mis dudas, mis llantos, mis temores m\u00e1s dolorosos, la persona m\u00e1s generosa que conozco, que acept\u00f3 y respet\u00f3 siempre todas mis decisiones. Mi madre, mi consejera, me arrop\u00f3 con su amor y con su fe. Ah\u00ed han estado mis mosqueteros, mi querido Pedro, el faro que nos ilumin\u00f3 en un mar tan grande y tan desconocido, mi amigo, mi confidente, esa mano que siempre estuvo y que siempre est\u00e1; Manuel, un gran hombre sabio, sensible, comprensivo, que mantuvo la esperanza en todo momento; Mar\u00eda del Mar, ella me ense\u00f1\u00f3 a caminar de nuevo, ha sido mi sosiego, la paz, la calma, mi maestra.<\/p>\n

Todos me han respetado, han sabido que tendr\u00eda que recorrer este camino a mi ritmo. A todos ellos, muchas gracias.<\/strong><\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"Hoy queremos compartir con vosotr@s una carta muy especial, escrita por una paciente de Ovodonaci\u00f3n. En ella se plasman los sentimientos m\u00e1s puros de una mujer con un sue\u00f1o y muchas dificultades y miedos para hacerlo realidad. 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